jueves, 1 de octubre de 2015

POR NUESTRO GRANDE, POR NUESTRO MAESTRO, EL GRAN HUGO



Ahora que hace pocos días fue noticia la muerte del maestro Hugo Gutiérrez Vega, recuerdo claramente el año 2000, cuando en la Escuela de Escritores de la SOGEM él era uno de los maestros más respetados, pero, al mismo tiempo que yo escuchaba su sobrada sabiduría, no sabía  realmente a quién tenía enfrente. Recuerdo que daba la clase de Poesía II, pero disertaba y discurría con elegancia de la poesía inglesa de los años 40’s, 50’s y 60’s (él fue diplomático en Inglaterra) y lo mismo nos contaba de su infancia y nos decía que de niño había conocido a Rafael Alberti, fue agradable escucharlo decir: “¿Así que usted es poeta señor Alberti?” y que Alberti que le contestó: “Sí joven, pero le prometo que no lo vuelvo a hacer.” También discurría y se extendía sobre la poesía de Chipre de mediados de siglo XX, sus incursiones en el teatro, así como de su amistad con Julieta Egurrola, ¡Cómo nos divertíamos y prácticamente nos arrullábamos con su palabra! Después, en el año 2006 volví a verlo en Aguascalientes, en la ceremonia de entrega del Premio de Poesía Aguascalientes a Diana Gelinas, ya que él fue uno de los jurados. Recuerdo haberme sentado al lado de José Vicente Anaya y de Eduardo Langagne, ahí también ví a José Ángel Leyva y Diana leyó un poema dedicado a los calzones de un futbolista de moda en el céntrico Teatro Morelos. Carcajada general. Pero el maestro nunca me olvidó: muchas veces, cuando en silencio me encontraba estudiando, yo sabía que Hugo estaba conmigo, y me hacía una seña de aprobación de mis esfuerzos filosóficos. Adiós Hugo, toda la SOGEM, todo un Fernando del Paso, como dijo hoy la Jornada, toda la vida cultural mexicana, el mismo periódico, te recordamos ahora como un verdadero grande, un fulgurante, y del mero Jalisco.

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