Ahora que hace pocos días fue noticia la muerte
del maestro Hugo Gutiérrez Vega, recuerdo claramente el año 2000, cuando en la
Escuela de Escritores de la SOGEM él era uno de los maestros más respetados,
pero, al mismo tiempo que yo escuchaba su sobrada sabiduría, no sabía realmente a quién tenía enfrente. Recuerdo que
daba la clase de Poesía II, pero disertaba y discurría con elegancia de la
poesía inglesa de los años 40’s, 50’s y 60’s (él fue diplomático en Inglaterra)
y lo mismo nos contaba de su infancia y nos decía que de niño había conocido a
Rafael Alberti, fue agradable escucharlo decir: “¿Así que usted es poeta señor
Alberti?” y que Alberti que le contestó: “Sí joven, pero le prometo que no lo
vuelvo a hacer.” También discurría y se extendía sobre la poesía de Chipre de
mediados de siglo XX, sus incursiones en el teatro, así como de su amistad con
Julieta Egurrola, ¡Cómo nos divertíamos y prácticamente nos arrullábamos con su
palabra! Después, en el año 2006 volví a verlo en Aguascalientes, en la
ceremonia de entrega del Premio de Poesía Aguascalientes a Diana Gelinas, ya
que él fue uno de los jurados. Recuerdo haberme sentado al lado de José Vicente
Anaya y de Eduardo Langagne, ahí también ví a José Ángel Leyva y Diana leyó un
poema dedicado a los calzones de un futbolista de moda en el céntrico Teatro
Morelos. Carcajada general. Pero el maestro nunca me olvidó: muchas veces,
cuando en silencio me encontraba estudiando, yo sabía que Hugo estaba conmigo,
y me hacía una seña de aprobación de mis esfuerzos filosóficos. Adiós Hugo,
toda la SOGEM, todo un Fernando del Paso, como dijo hoy la Jornada, toda la
vida cultural mexicana, el mismo periódico, te recordamos ahora como un
verdadero grande, un fulgurante, y del mero Jalisco.
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