lunes, 26 de enero de 2009

Les pido paciencia, desocupados lectores, lo que pasa es que últimamente me siento medio simple y llanamente pesimista. Y me devuelvo a mi otra utopía: El Yoga y la Música (además de ver cuándo Veo a la susodicha): tengo montones de música, desde Bach hasta Tv on the Radio pasando por Ojos de Brujo a Ali Farka Toure a John Williams el virtuoso de la guitarra clásica. Eso me alegra un poco. Además, afortunadamente estoy BECADO para hacer una NOVELA. He descubierto que me gusta el género de ficción autobiográfica, vamos, es algo que me da PLACER narrar... además, ya tengo bastante avanzado de mi proyecto de BECA, uffff, eso es un respiro ¡Y eso que no he recibido ni un centavo todavía! Lo que te quiero decir, desocupado lector(a) honesto que tienes mil caras, es que esa es la razón por la que no he escrito tanto acá, si quieres checar algo de CULTURA que estaría chido de todas maneras, checa REVISTA PUNTUAL (ES DE POLÍTICA EH?) http://www.revistapuntual.com/ que tiene amplia difusión en Yucatán, Quintana Roo y anexas. Checa los núms anteriores y checa a mi colega ARTURO VALDEZ CASTRO. SALUT MUNDANOS Y MUNDANAS, hasta otra...

jueves, 15 de enero de 2009

El Perdiodismo cultural hoy

René Avilés Fabila 4 de enero 2009 El periodismo debe ser (es) posibilidad de creación, de una prosa aguda y trabajada. De este modo escribieron Renato Leduc y Salvador Novo y dejaron en sus crónicas materiales perennes a pesar de haber sido escritas con la rapidez del caso. Y aquí está un problema grave: el tiempo, la necesidad de entregar la nota, el reportaje o la columna, de inmediato para evitar que envejezcan en un mundo de alta tecnología informativa. A diferencia del periodismo, la literatura tiene al tiempo como un aliado. La novela o el poema pueden ser pulidos una y otra vez, hasta que el autor considere que alcanzaron brillantez o calidad. Pero si el periodista es un buen escritor, culto, está familiarizado con los géneros literarios y periodísticos y es capaz de fusionarlos inteligentemente, entonces aparece un nuevo periodismo que derrotará al tiempo. Las barreras tradicionales son derribadas. Pasamos del nosotros al yo. Nadie tenía por qué utilizar el plural, ni siquiera cuando el mal periodista grita ganamos, luego de concluir un juego de futbol. Yo no gané, ni siquiera me importa este deporte. Cuando José Luis Cuevas hizo periodismo cultural no pluralizó, nunca recurrió a la tercera persona, sus historias, crónicas y sueños eran su visión del arte, de un suceso social, de la pugna con un crítico, es decir, algo singular, la primera persona, el yo. De tal forma está hecho el periodismo cultural, allí es donde la subjetividad crece y a veces se hace insoportable, pero son los riesgos a correr. El filme, la obra dramática, la novela o la ópera, están en la manera de mirar y sentir del periodista, no en el conjunto de los espectadores. Sabemos que la objetividad en los medios es algo inexistente; en el periodismo cultural el problema se agudiza y ello lo hace más atractivo y lo acerca más a la creación. Hay que eliminar las fronteras que se interponen entre el arte y el periodismo. Es en las secciones y los suplementos culturales y en las revistas literarias, donde con mayor entusiasmo puede llevarse a cabo el nuevo periodismo. Ante el convencionalismo que suelen asumir los directores y jefes de redacción, quedan las páginas donde el arte permite libertades insospechadas. Es, pues, un mundo para los audaces, aquellos que han logrado unir los valores del periodismo y la literatura y desean ir más allá de lo conocido en el diarismo. El problema es que la mayoría de los suplementos y de las secciones culturales mantienen una solemnidad trasnochada y un respeto servil a los conceptos establecidos, como si no fueran susceptibles de modificaciones. Si bien las reflexiones son siempre optimistas, en los hechos concretos, diarios y revistas no parecen proclives a dejarse llevar por el arrebato del cambio periodístico y a veces ni por el periodismo cultural. Muchos diarios carecen de suplemento y de sección cultural, guardan silencio sobre este tema; no produce ganancias, lo que es falso. Es entonces cuando vemos aparecer la propuesta juvenil en forma de revista literaria marginal. Son muchos los ejemplos y poca su duración. En estas publicaciones los jóvenes experimentan, juegan con la literatura y el periodismo; sin embargo, pocas veces cuajan en obras más consistentes. Las generaciones siguen intentando agruparse y expresarse a través de este tipo de materiales. La tarea no es sencilla, faltan apoyos y los costos de impresión no son fáciles de cubrir. Sobresale la vocación, desde luego, sólo que cuando aparece ante los ojos del gran público lector, llega en forma de libro, de obra de ficción, aunque a veces pueda tomar la forma de novela histórica o de algún género periodístico como la crónica y el reportaje. O va a internet, donde existen mil posibilidades insospechadas. México se ha convertido en un enorme y magnífico productor de cultura y arte. No hay estado de la República que no posea una feria de libro, un instituto para la cultura o de plano una secretaría. Algo parecido ocurre con la sociedad civil: fastidiada del descuido estatal, comienza a crear casas de cultura, talleres, fundaciones y todo tipo de organizaciones que promueven y hacen arte. Es necesario crear la respuesta. ¿Cómo? Presionando a los medios de comunicación para que establezcan secciones y suplementos, den espacios a las artes. En las universidades comienza a externarse la preocupación. Hasta hace unos años, imaginar un curso de periodismo cultural era sueño o locura. Todo se concentraba en el periodismo político. En la UAM-X, a demanda de los alumnos, me vi obligado a crear un seminario de tesis exclusivamente sobre periodismo cultural. El camino está en la especialización que arranca desde las escuelas. No ver más al periodismo cultural como una ruta de paso sino como un final lleno de satisfacciones. La crítica literaria, digamos, no debe estar en manos de los propios narradores y poetas sino en la de periodistas culturales que den rienda suelta a su creatividad, quieran o no convertirse en artistas. A la larga, si tienen éxito, lo serán.