Buenas tardes a todos los aquí presentes. Es para mí un
gusto y un honor presentar el último libro de mi amigo Iván Ríos aquí en
Aguascalientes, pues debo decir que cuando yo volví a vivir aquí en el año
2006, Iván se encontraba en Nueva York redactando, gracias a una beca, este
libro que ahora él viene a ofrecerles a la feria del libro más grande del
estado.
Antes de referirme propiamente a la obra, tenemos que
establecer que Iván Ríos es uno de los nuevos protagonistas de la cultura
juvenil y de los medios de comunicación en general: Ya desde 1994
él era locutor de radio en la estación legendaria Rock 101, publicaba en el
suplemento cultural de Excélsior y había
sacado su primera novela Tu imagen
en el viento en la que decodificaba a esos personajes que se dejaban ver en
la plaza de Coyoacán como en el Hijo del Cuervo y que tenían pretensiones
artísticas he intelectuales. Fue al año siguiente en 1995 cuando yo lo conocí:
fui a buscarlo a las oficinas de
Excélsior con 300 cuartillas del borrador de mi primera novela, él me recibió
con gusto y nos quedamos de ver en una semana, para mi buena sorpresa, me
invitó un par de cervezas con sus amigos y al escucharlo hablar inmediatamente
me identifiqué con él, se veía inteligente, profesional y bajo los aires de la
locura favorable que han hecho de él un conocedor de cine y música alternativa,
literatura de culto, pintura, plástica, etcétera. Iván conoce detalles curiosos
sobre un variopinto grupo de autores y artistas, por ejemplo del pintor Francis
Bacon, de John Kennedy Toole, el celebrado autor de La conjura de los necios, y lo que sucedió después de la
publicación del libro; de Henry Miller y
el juicio que enfrentó acusado de pornografía por sus célebres y ya
clásicos Trópicos, asimismo, Iván es
colaborador actualmente de la revista The
Rolling Stone en su espacio para reseñas literarias, por ejemplo, ahí
apareció una buena nota para recordar a Carlos Fuentes, también Iván mantiene
una bitácora en Internet (no les diré la dirección porque está en el libro). En
fin, Iván ha logrado ya desde hace tiempo, un estilo propio para sus
comentarios sobre la cultura posmoderna y la no tan moderna.
En el año 2004 entrevisté a Iván a propósito de otra
novela que él había sacado en el 2003, LUZ
ESTÉRIL (editorial Praxis) en la que también volvió a retratar a los jóvenes
pretenciosos de excesos de sexo, drogas, alcohol, intelectualismo y anhelos
artísticos. Pero ésta novela, cuyo ancestro aparente se encontraría en Gustavo
Sáinz, José Agustín y toda la llamada “literatura de la onda”, tal como la
definió desde entonces la maestra Margo Glantz, resultaba de inmediato otro
tipo de registro, otra visión totalmente diferente; es decir, Iván hurgó en la
vida underground de la Ciudad de
México en las vidas de los treintañeros de los bajos fondos y de las clases más
altas y no había ahí nada que ver con “la onda”, se podría decir que éramos
nosotros los retratados, en una historia en la que, curiosamente, la
construcción misma de los personajes y sus propios conflictos internos
brillaban más que la historia por sí misma: se trataba en esa acertada visión
narrativa, de que los jóvenes entendieran a los personajes como sus posibles
pares; con toda esa gran exploración interior, Iván no toma recursos prestados
a José Agustín, ni siquiera hace mención al
caló propio de la Ciudad de México como otros escritores gustan de
hacerlo; más bien reinventa a la juventud porque la onda pasó hace casi 50
años, en cambio nosotros fuimos jóvenes apenas ayer. Y si Iván ya lo había
hecho de algún modo en Tu imagen en el
viento, en Luz Estéril me parece
que logró llegar a una cima con la suficiente tenacidad he inteligencia
narrativa que ahora es una obra que definitivamente no puede ser pasada por
alto. (Recuerdo que por entonces los comentarios a Iván eran: “¡Qué caray Iván,
ya consíguete una novia!” Se lo decían porque el libro es largo, pero además
Iván también tiene sus admiradoras).
Y ahora, para que nadie se vaya de aquí sin su ejemplar
de Broadway Express, voy a hablar
bien del libro: ¿Recuerdan algunos de ustedes La Poética de Aristóteles? Más o menos una de las tantas reglas que
el estagirita impone en ese texto clásico a las obras literarias es buscar
contar algo creíble pero imposible, en vez de algo posible pero increíble. En
lo personal no le hago mucho caso al alumno de Platón, pero Iván lo logra con
soltura y amenidad, desde la postura de un narrador omnisciente, crea
atmósferas híper modernas salpicadas de glamour, cenas y coktails en el Museo
de Arte Moderno de Nueva York, por decir algo. Sus personajes se enamoran, se
embriagan y tienen fiestas en restaurantes donde Robert de Niro es el dueño… Se
trata de una obra compuesta al modo de la Trilogía
de Nueva York de Paul Auster, o el Quinteto
de Buenos Aires de Manuel Vázquez Montalbán en una serie afortunada de
relatos entremezclados donde abunda el buen gusto de lugares, y registros
cercanos a Broadway pero ésta vez los personajes son más vacíos, o
algunos buscan la autodestrucción inconscientemente como en el relato Sometihn’ stupid, título prestado de una
canción de Frank Sinatra donde se cuenta la mejor parte de una mala noche para
mejor olvidar. Los personajes,
treintañeros ricachos de Nueva York, se ven envueltos en parábolas que dejan
entrever el vacío existencial y un poco el sentimiento de orfandad que se vive
en las grandes metrópolis sin dejar de mostrar su lado tragicómico y en
especial el último relato, para mi gusto el mejor del libro, donde estamos en
presencia de una desesperada relación erótica arrolladora que culmina en algo
creíble pero imposible. Iván deja ver
claro, que sus personajes nunca dejarán de buscar el amor o el sexo y el
alcohol, pero que el amor a estas alturas es ya casi una utopía irrealizable.
Pero ésta mención no debe de entenderse como una falta de exploración en la
condición humana: todo lo contrario, quizá esa sea la dimensión trágica que
viene anunciando Iván: que la gloria del amor y de la vida buena puede o está
cerca de acabarse, como buen creador consciente de su tiempo histórico, Iván
Ríos Gascón sabe que el mundo siempre está peor que nunca… y respecto a esos
placeres de los que habla, cabría recordar al
filósofo griego Demócrito: “¡Hay que agarrar con las uñas esos placeres
que la vida nos va quitando!” Y ¿por qué no? Uno de esos placeres es la
literatura de Iván Ríos Gascón.
Muchas gracias, 22 de septiembre de 2013.
Casa
De La Cultura “Víctor Sandoval”, Aguascalientes, Ags.
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