lunes, 2 de junio de 2008

de Taller literario

Giran y giran los poemas que chupan los cuellos de la inutilidad y el erotismo, la pornografía y el doble sentido. He vuelto a Aguascalientes porque sé que acá nunca vivió mi padre, “Un tal…” como se llame y con currículum enciclopédico de por medio. Nombro por su nombre a la pena interna, Óscar, y la llamo falta de amor, la llamo llaga, simplemente la llamo. Escucho al continente moverse de noche bajo un cielo pedregoso, cual si fuera el aliento de dios acomodándose una vez más en su cuna. En la constelación de Scorpio viene autografiado mi destino, al igual que mis libros y al igual que viene la ciencia muriéndose acuchillada por la tecnología, por falta de azúcar como un medicamento que es el oleaje del viento que encarna y emana una menudencia de vinos y mujeres que ruedan y van hacia donde no se sabe cuándo ni por qué… y perdido ya el porqué, Óscar, regresan y giran y giran y siguen girando las penas… Óscar, los poemas…

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