martes, 20 de mayo de 2008

A tropezones con la intertextualidad..

Tenía mucha razón don Alfonso Reyes (un mal poeta de nuestras letras pero sin duda el más erudito), cuando decía que nada pueden las fuerzas del espíritu comparadas con las del cuerpo. Bañarse como acto físico, por ejemplo, será por los siglos de los siglos, una actividad más inmortal que Muerte sin fin de José Gorostiza. Suena macabro para un gusto romántico, pero así es la ananké. Cuando he hecho Yoga, Kung-Fu, cuando he nadado en el mar, en la alberca cualquiera, cuando he hecho el amor, cuando he hecho todo ese tipo de cosas, (Una comida abundante con gente querida), siento que he comprendido más acerca de cómo se escriben miles de obras como La Náusea de Jean Paul Sartre o por ejemplo, Lejos de Veracruz, de Enrique Vila-Matas, que me parece lo mejor que he leído de él. Si de verdad existe algo así como la intertextualidad, que bien dicho significa que inconscientemente un autor copió a otro que le gustaba, es decir que se disfrazó de él en su propio scanner narrativo, también podría decirse así: en los ojos de la mujer que amamos vemos todo lo que sabemos, peleándose contra todo lo que ignoramos. Ha… El Ignorar!! El Saber!! Si supiéramos lo que está en medio, veríamos nuestra propia medida.

1 comentario:

Francisco Puente dijo...

Siempre es interesante sumergirse un rato en tus líneas.