martes, 29 de octubre de 2024

OBSERVACIÓN NUEVA, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO.

 

La palabra “navegar”, muy acorde con los tiempos presentes de la invencible y todopoderosa red del Internet, ha despojado esa palabra de su significado verdadero. No, no es que quiera hacer filología de ésa palabra ni mucho menos; es una simple observación que noto mucho al momento presente de terminar de leer el Diario Argentino de Witold Gombrowicz, estoy en las páginas finales y veo la pasión de Witold al narrar cómo se va despidiendo de Argentina y se va de nuevo a Europa en los inicios de los años sesenta y cómo vive intensamente su relación de amor y odio mezclados con Argentina, y vaya, habla tan memorablemente del acto de ir navegando en el barco el Federico y toda ésa construcción mental es una delicia que incluso yo mismo, que me jacto a veces de saber apreciar ése tipo de detalles, debo de reconocer que sí, que es memorable ésa narración, por supuesto, pero que apenas alcanzamos los cincuentones del día de hoy a ver en libros como ése, el triunfo de éste tipo de narraciones, porque de éste tipo de triunfos está hecha la literatura, y ya, pues, hoy en día hasta el más afeminado de los chamacos de las escuelas navega, y navega y navega, (según él) entre las páginas de Internet.

 

 

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