martes, 29 de agosto de 2023

POEMA SUELTO DE VARIA MUSA Y ADEMÁS POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Sin título

 

 

                               No hay ley de paz para la bestia en brama,

                        no hay cauce en este blues

para fugarse a un tren desconocido,

                        sólo hay el dios que me dio las palabras para vivirlas,

                        perderme en ellas y una vez desvanecidas, recobrarlas.

                        El colibrí se escuda entre las ramas,

                        el viento sabrá tocar mi nombre

                        al final de todas las horas.

                        En la brevedad, en el frío del sortilegio,

soy testigo de mi cadáver mudo,

                        de mi espanto que se petrifica antes de dar el salto,

                        del hueco que dejan las preguntas:

                        ¿Cómo fuimos, hacia dónde íbamos?

                        ¿Qué es esta certeza que no se llama mi nombre ni mi sol

                        sino la faz anterior a todo lo que pregunta y no contesta?

                        Venga, pues, el poema,

                        y el poema viene tirando patadas al veneno

de esta ciudad curtida,

al gemido y rugir de la barbarie,

a la estúpida piel del curare y el arsénico,

                        a los esbirros cansados que tasajean al país

y a la obscenidad de la conciencia enana,

contra la suprema pureza del concepto desgastado por los años

vuelto idea fija,

luchando contra la fatalidad y la futilidad,

sólo pervive en el gesto de quien sabe compartir,

en la brevedad de su hora, al alce, al caribú, a la nutria

y la sonrisa que empieza con k de karcajada,

del aquí te acabas y aquí comienzas,

entre el hacha y bajo el frío, con sudor y contra el viento,

ejercitando el coraje que se enristra

y descarapela la amargura de la nostalgia, no obstante

la sinergia de su vuelo que todo lo reinventa.

El poema es un cuerno de la abundancia

contra la seriedad de la realidad bruta chapada a la antigua,

cuando lo inmediato es el odio al vecino

y el silencio endurecido del cinismo

que camina de espaldas a la vida,

cuando la vida sólo es lo vivido

y ya cada quien se guarda su pena ajena

para hablarla al espejo del día

sobre los trascendentales: el fútbol, el dinero, el país inútil

como su gobierno y la vida, nuestra vida,

la vida que es incomprensible, vuelta

una cómoda sensación de fracaso heroico y seguridad animal.

Así que es dura la contradicción del poema cuando se busca

escalar por peldaños oscuros

y disipar lo no vivo de la vida cuando ésta es auténtica

y su diagnóstico debería ser: o te mueres de risa absoluta

buscando a la luna en tus palabras

o te pasa, como al que dijo no ser maniqueo:

“Ya me reiré después”,

cuando el silencio haya pasado,

cuando no haya luna para contemplar,

o cuando lo no vivo de la vida me haya tocado respirar.

 

Abril 2003

 


 

 ARTESANÍA MUSEO PUEBLOS MÁGICOS AGUASCALIENTES, MÉXICO.

 

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