sábado, 19 de febrero de 2011

Observación VII

Cuando vayas en el metro, cansado como todos los días del pinchi trabajo y la pinchi escuela que te la sabes de memoria y el metro va hasta su madre de puta gente y es propenso el medio a las sensaciones más hostiles, a los vendedores de cuánta mierda posible hay, no te enojes y cambia de avión: vete al vagón de al lado y ahí ya la viste: sí porque ahí está, dibujando tus emociones en el aire, es hermosa la muy perra, no la toques después con sucesivas miradas de deseo (como haría yo) no le dediques tres mil poemas al instante (como haría yo), mejor piensa en Carlos Fuentes porque él sí es un pilar de nuestro país, no tú y tu musiquita y tu agüita cósmica y los viajes: no le digas con los pensamientos a esa perra amigable (porque es capaz que te los adivina) que has leído más de 10000 páginas de los mejores escritores vivos y muertos, que te dieron cuatro premios y vas por más, que conoces a los de verdad jodidos de Chiapas porque te fuiste a los caracoles y los viste y te enseñaron palabras básicas de tzeltal y mucho tiempo después aprendiste la lección, no te dediques a pensar que te has subido a los camiones de dos pisos de color rojo de Londres, no te dediques a pensar que te gustó las Ramblas de Carcelona por tantísimo puto arte que hay ahí, no te dediques a pensar que tu revives del suelo a diario a Henry Miller y que odias a Bukowski, no te acuerdes que ya te conoces el infierno y de allá saliste triunfante... y el demasiado diablo y la demasiada muerte, no te acuerdes de la ex ni de la que ahora tienes, porque capaz que si avanzas y le quieres hablar, capaz que te alcanzo y te la gano mundano, así que al tiro.

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