martes, 28 de julio de 2009

Recuerdos del año que no tuve mesa, ni platos, ni refrigerador... y un foco verde en mi depa.

Bueno, en este espacio se les podría contar a ustedes de cuando me fui a Londres en 1994? Qué hueva. Vengo del df. En los bigotes de Villa de coyoacán, un bar que he pasado enfrente miles de veces y sin embargo, solo había entrado una vez antes, en medio de gente y más gente, vimos en la televisión de este bar, cómo ganaron los pumas al américa 3 a 1 y al día siguiente, horrible información sobre los fanáticos entre sí. Estoy obligado a decir que esas cosas son serias y hay que mantener distancia de esos fenómenos. (mientras venía en camión para mi casa de acá oré por esos locos: ¿Cómo se explica tanta violencia por el fútbol?) La amiga en los bigotes de Villa, psicóloga y el amigo, un escritor que pretende a la psicóloga… Oye, se me hace que la que está leyendo esto es la famosa innombrable. Cuála? Aquella que no tiene nombre… ha! Ya sé! La sin nombre? Esa! Si tu eres esa, ya no tienes qué leer esto, no voy a volver y no quiero volver a verte, no digo tu nombre pero que te quede claro: su tus amigos de tepito te decían que las mías eran mis pendejadas poéticas, a mí también me cayó mal estarte rescatando siempre de la mariguana, pero tú querías escucharlos a ellos, cierto? Pues ahí está. Bueno, como decía, Londres, bonita ciudad (el calor acá en Aguascalientes está de la chingada, tanto que parece de película), recuerdo que en Londres también hay los de la Santa Misión jejeje ¡alguien sabe muy bien de lo que hablo!! Estoy volviendo a leer La resistencia de Ernesto Sábato, es muy curioso, ese libro es del tipo de libros que uno camina en la vida, la poesía es muy buena para caminar la vida… la de Altazor, igual. La eternidad por fin comienza un lunes de Eliseo Alberto es un libro que vaya… si se trata de una metáfora de la isla de Cuba y la presencia de la aldea global, lo total local para ser decididamente universal (Alfonso Reyes, repítenoslo), es un libro excelente, lleno de magia (acuérdate que tú ya no debes de leer aquí ok?), de ese tipo de libros que hacen entender el porqué de la miseria salen los mejores libros. Ahí tenemos el ejemplo de Rusia. Poco antes y poco después de la Revolución Rusa o Revolución de Octubre se escribió literatura francamente inolvidable para esta raza mayoritariamente de mensos que somos, ahí tenemos el ejemplo de Nicolai Gogol, todo el teatro Ruso, híjole… con razón Henry Miller admiraba tanto a Dostoyevski, de hecho había un paralelismo para él entre Dostoyevski y Withman, la mayor alma Rusa y su contraparte Norteamericana. Cuando se escribió trópico de Cáncer (1933-36) no estaba de moda —aún no— en el siglo XX, la guerra fría. El año pasado salió en el periódico la Jornada una nota referida a los herederos de Dostoyevski: ¡Están igual de miserables o peor que sin nuestro Feodor! La anciana nieta de Dostoyevski hace mucho que no recibe regalías por las nuevamente enésimas ediciones de bolsillo de Crimen y Castigo en más de 15 países, otro libro que no es para caminar en la vida sino para sentarse y decir: chispas… O luego Pasternak; confieso que no los he leído tan bien como quisiera a los rusos, pero lo que sí me atrevo a afirmar, es que el sufrimiento del pueblo Ruso en esas épocas (1900- 1917) fue tal que logró desprender literatura como probablemente no vuelva a escribirse jamás, en otros tiempos el sufrimiento era una manera aleatoria o, digamos, referendo de literatura de altos vuelos, en cambio en la actualidad sufrir y escribir, chispas… está cañón… aunque ciertamente sufrimos menos, lo que escribimos sigue estando regado por nuestras lágrimas aunque no seamos tan buenos llorones como Heráclito ni como del tamaño del huarache de Heráclito. Publicado en el Gargantúas site cerca del 13 de abril de 2006

1 comentario:

Letisha Carlop dijo...

No he podido leerte, pero me tienes intrigada, mucho, sobre todo te agradezco infinito tu lectura de mis blogs, no sabes lo contenta que me ha puesto, mil gracias.

filoslecalo@hotmail.com

Un gusto saberte.