lunes, 3 de septiembre de 2007

Noticia urgente para la que vendrá...

Yo tenía una novia (que quise mucho) que tenía una perra (también llegué a quererla), que juntos acostumbrábamos sacar a pasear, so pretexto de que ella en realidad lo que iba a hacer, era dejar que yo le hablara de mis ocurrencias mientras se fumaba gordos porros de mota. Así era más o menos la cosa: Yo abundaba en la fundamentación ontológica del querer humano para concluir con un: “En éste mundo no hay salida, la única salida es querer algo, aferrarse a algo y no temer necesariamente su no realización”, mientras mi novia miraba correr a la Bacha, porque también así se llamaba la perra pastor alemán que sacábamos a pasear. De repente, no sé si ocasionado por obnubilación o lucidez psicoactiva, mi novia decía exhalando el humito: —Qué horror, cuando era niña, mi mamá me decía: “Bacha, baja a cenar”, ¿Me entiendes? ¡Me confundía con la perra! Dadas así las cosas, el parque tan hermoso donde íbamos y mis intenciones de desnudarla, evidentemente yo tenía que componer la situación: —¿Tu madre siempre fue psicoanalista verdad? —Sí... de hecho como soy la mayor, según ella debo de continuar la tradición. —Bueno, bueno, sabes que no estás casada con el psicoanálisis, no tienes que estudiar psicología si no lo deseas, además, como dijo Roger Bartra, la combinación de mariguana con marxismo no da para mucho, entonces, Freud y el otro componente se las han de ver igual, o quizá peor —me la sacaba yo. Mientras la discusión tomaba forma, la bacha se acababa en los labios de mi novia y la otra Bacha, jugaba con su pedazo de madera al que recogía una, y otra y otra vez. Sin ladrar. —Mi madre siempre me ha visto como su herencia, la única de sus hijas en la que ve su legado —exploraba en la cultura de la queja mi novia. —Bueno, yo también me he psicoanalizado (me atrevía a decir sin vergüenza), es... es ese aire de las lecturas mal hechas de Lacan, obviamente, después de las lecturas de sus libros y de los de Freud y todos esos, y que el complejo oral (la mamada), el anal (presta pa’ la orquesta), el edípico (acuérdate quien soy), el de castración simbólica (tú eres tú y solamente tú) y vaya el demonio a saber qué más chismes, tu mamá descubrió que tú eras la Bacha, pero no esa, tal vez, sino la que está en tus labios, esos labios mitad naranja y golondrina, esos labios mitad grafito y porcelana, esos labios... mitad vergüenza mitad cólera... ¿O no? —Eres un cabrón —decía ella. Aquí ya no se ve mi rostro, no debe verse, porque sólo ella lo veía y... (lo juro) empezaba entonces lo que yo quería. Lo que debe verse es la fábula: Madre, Hija y Bacha, hacen que el corazón diga: yo palpito, y de cara al porvenir, si da, también palpitaré y si quieres, con don te amaré. Digo: no hay que preocuparse por su no realización...

2 comentarios:

Francisco Puente dijo...

Me ha gustado muchísimo ese texto.

Marcos García Caballero dijo...

Eres un chido pako, feliz navidad de una vez 2010