viernes, 29 de noviembre de 2024

SOBRE GRINGO VIEJO DE CARLOS FUENTES, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

 

GRINGO VIEJO

POR MARCOS GARCÍA CABALLERO

 

Ante el escritor Ambrose Bierce se abre el desierto, únicamente desierto atrás o adelante, se acerca una tormenta de polvo enorme en el desierto de Chihuahua, hombre entrado en años, viejo y él solo tiene qué enfrentar a la tormenta sin mayor arma que su caballo y una cantimplora casi vacía del vital líquido, entonces, agacha la cabeza, de pronto, la levanta de nuevo, toma el pomo del caballo y se dice: “Mi destino es mío”. Estamos en la mitad de la novela Gringo viejo de Carlos Fuentes, (Seix barral, biblioteca breve 1985 y 2000). El genio Bierce había profetizado con todo lo posible de profetizar (vgr: “ÉXITO, s. Especie particular de decepción”.), en su célebre Diccionario del Diablo, inclusive sobre el hecho de su misma muerte, que le parecía algo que debía ocurrir en México, según las cartas que dejó a sus amigos en 1913 antes de perderse definitivamente en el México revolucionario, por poner un ejemplo, para él caerse de una escalera y romperse la nuca, era algo “indigno” como forma de morir. “Ah —escribió en su última carta—, ser un gringo en México; eso es eutanasia.” La novela de Fuentes funciona y se defiende sola porque, como nadie sabe en realidad que fue de Bierce, se abre una parcela de ficción gigante y la especulación sobre su destino hace la suerte de homenaje póstumo y con el debido respeto a la genial figura, cual debe de ser. A pesar de que Carlos Fuentes es novelista del México urbano y moderno, su evocación revolucionaria triunfa por los dos personajes pivotes, Tomás Arroyo (el guerrero revolucionario, macho, misógino e iletrado pero lleno de odio y alcohol, una suerte de Pancho Villa camuflado, ya que en la actualidad se sabe que Villa leía desde muy joven, incluso que el primer libro que leyó fue Los tres mosqueteros) y la amante supuesta de Ambrose Bierce, Harriet, (la norteamericana que desea redimir a los niños mexicanos enseñándoles inglés en una escuela). A mi parecer es una novela excelente. Finalmente el drama al que se ven enfrentados los personajes lo puede ver desde hace ya mucho tiempo, desde 1987, creo, cualquiera que compre o rente la película del mismo nombre.

 

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