LA DESAPARICIÓN DEL POETA MALDITO COMO CONDICIÓN
VITAL
POR MARCOS GARCÍA CABALLERO
Desmedida sin par la vocación de
flexibilidades,
ahorcado en su propia silla mientras
escribía su poema,
al poeta le tiembla la carrocería entre
palabra y palabra
para no condenarse, entre sus fauces
hay dos grillos en medio de sus colmillos
y astillas de whisky y su pobre
conciencia del poeta,
lo que más le atormenta, lo que puede
decirse sin mencionar sus
más que desventuras de la vida, es su
parte medular,
la simbiosis parada en el eco del
doliente regreso pasajero entre ciudades,
sin ser retruécano de tintes verdes o
vértebras inútiles,
blandiendo sus caballos negros de la
locura y el premiado y heroico sexo
de flor o fruto para deletrear la
próxima pesadilla.
Es ahí, en ese pequeño logro, en ese
atisbo de sagacidad cautiva,
donde el que decide ser poeta vuelve a
nacer y resurge el habla:
por medio de ese ente vivo llamado
lenguaje, él nos dice,
parte médium, parte casualidad, su
primitiva voz es plenamente moderna.
Asqueado del caos busca a tientas entre
su historia y
el hallazgo se vuelve mutua comprensión
de soledades, de pares,
de silencios pares
entre dos océanos de aguas
perpendiculares, y es que cuando
uno lee buena poesía…
LA INVOCACIÓN DE LA MUSA
A ella, que sabe cómo discurro
MARCOS GARCÍA CABALLERO
Musa
mía: presiento que sería ya muy miserable
de mi
parte tratar de aumentar la gloria de tu hermosura
con
más poesía debido a la constancia de la guerra
que me
ha sido impuesta, como si fuera culpa mía este amor mío
que te
envío a toda hora y eso de gratis por parte de los
enanos
canallas que apoyan a los grandes.
Es por
eso que de una buena vez toco tus labios y siento en lo más
profundo
de mis vísceras tus ojos y tu rostro que a éstas alturas
es ya una
leyenda en mi vida desdichada.
Pero
no me quedo en eso, sé que nos veremos, sé que andaremos,
sé que
viviremos, sé que nos desearemos, sé que nos ataremos,
sé que
nos desnudaremos, sé que nos vestiremos, sé que nos leeremos,
sé que
pasearemos, sé que se volverán a introducir
los
racimos de frutas, paraísos, vinos finos y toda una primavera en
nuestras
vidas. Sé que de toda esta ignominia no quedará nada, no
tiembles
corazón prodigioso y pulseras brillantes, estamos, aún sin que
lo
sepamos, más cerca que nunca, este cerro hermoso sabe lo que dice, y
ya no
veas cómo me pongo, porque te adoro interminablemente, con esa
pasión
y voluntad que funda futuros,
hasta
que los malos augurios sean solo recuerdos.
LA INVOCACIÓN DE LA MUSA II
MARCOS GARCÍA CABALLERO
A ella, que sabe cómo discurro
Vistes de pantalón y blusa blanca,
Te veo sentada,
Murmurándome cosas a la distancia.
En algunas ocasiones, un fin de semana por ejemplo.
Quizá después de una comida en el centro de la
ciudad.
Caminando con un agua de Jamaica en la mano
Comienzo a sentirte porque finalmente es
inevitable.
Comienzan a correr entre nosotros
Las paletas de limón y la música
De Lacrimosa o So far away so close y poco a poco
nos vamos
Saludando: tú con tu identidad en mi conciencia,
Y mi conciencia llena de tus ojos; de una forma tan
brutal y tan
Hermosa que parece una despedida en medio del
gentío,
Cuando todo comenzaría a reagruparse bello como
Cuando el Sol se pone.
Y así en la calle, con tu fuerza
Y tu energía te siento preguntándome cosas, es
curioso ¿sabes?
Es como si lo entendiera todo o tal vez nada:
Alegría pura y
El milagro ocurre, y sí porque es tu voz y tus ojos
Habitándome por completo.
Buscando ciertos elementos en mi pensamiento,
Tratando de encontrar el fondo de mi ser
Y entre la gente voy con el agua de Jamaica y tú
A 450 kilómetros de distancia…
Hacemos un duelo de espadas, y ya no sé si la fruta
es naranja
O tal vez fresa, porque he vivido estos años con
tanta guerra,
Que parece que entiendo que tu algún día o quizá
yo, te pida
De rodillas que veas televisión, en vez de
matrimonio.
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