TU MATERIA IMPRESENTABLE
Para
pronunciarte necesito
meterme
en poema de once varas.
La leve
oportunidad para acariciar
un sueño
tuyo,
una nube de
caoba que discurre
en un cielo
pedregoso.
Ahora la
memoria es un ventanal
de maderas
rotas, pelambre de ilusiones,
la
autenticidad, la gloria,
la
estrellita en la frente y la derrota.
Un
surco que se lleva mis huesos a la intemperie,
cuando
la memoria es todo eso que abarca lo que me separa de ti. Solamente queda
descansar
como un
volcán herido en las comisuras,
como un
viejo bastón en la estampa de la lotería
o una emoción hace tiempo deseada
cuyo contenido
es la plenitud del amor vuelto mueca
irreconocible.
No me invade
el temor de no encontrarte, sin embargo,
a menos que
tú no te encuentres, en la lluvia,
en los carriles
del viento,
en el divorcio
de la niña con la mujer,
y en el arrancar perpetuo que es
una intuición de crecer con el tiempo suspendido.
Allá en los
cueros del alba, en la raíz del ser,
en los
sepulcros de una edad adormecida
cuya columna
vertebral es el vals de las despedidas
del
hambre y el vacío.
La fiebre
avanza por tu cuerpo, pero no es la fiebre:
es mi sombra
que se quema en tu centro.
Ahí te puedo
mirar con la agresividad lírica de mi ingratitud
y con la paradoja
del ser
amado, que no se ama por lo que da, sino
por su
materia prima fatal, que nos es desconocida,
impresentable, pero deliciosa al fin
y al cabo.
1 comentario:
Estimado Marcos, una alegría saber de ti. Estupenda poesía, un abrazo fraterno.
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