A la comandancia EZLN
Como un hoyo atrás de la garganta,
como un escozor de mármol negro a cuestas,
como una quietud suave de vocal que no existe
y palpita en la lengua de tu amada,
como cuerno tatuado en el resquicio,
donde la grieta es boca que arde
como un huracán de caimanes sin cerrarse,
aquí y ahora es donde retruena la existencia
en tu poema, aquí y ahora, sin falsa ausencia
la memoria te recoge y te devuelve, te levanta,
te hace convivir con el otro que eres tú,
ahora memoria y palabra se conjugan en un yo mismo
que después será recuerdo y ahora es paradoja
perdida en ese centro que no admite reconocerse
en nadie, solo en la antorcha
que con tu poema va buscando un borde
que sea un más cerca, una cuenca inexplorada
que exige ser inagotable entre lo que me circunda y me resiste
y lo que me he resistido a imaginar.
La poesía es el territorio de la existencia,
la ejecuta, la razona y la establece con fascinación
pues sabe que su presencia viene de fuera,
de ese momento que no ha pasado ni nunca va a llegar
—el presente—
esa rara y siniestra jaula abierta de donde escapó lo perpetuo.
Bromas del tiempo al lenguaje y lenguaje poético
para que el tiempo quede enamorado eternamente,
pensando en la frase de William Blake.
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