jueves, 14 de abril de 2022

UN POEMA DEL GRAN RUBÉN BONIFÁZ NUÑO


Cha, cha, cha. Bailemos…

 

Cha cha cha. Bailemos. Hiervan los ruidos.

Siga el vacilón. Bailemos diente con diente.

 

Y el Desarrapado enrosca la cola

y su cacerola mueve, y atiza

su lumbre. Bailemos.

                                        Pobres marranos.

Nos dan el compás. Demos el brinco.

Ya se está cociendo el arroz. La ronda

de sordos borrachos, de paralíticos

y de homosexuales frenéticos.

 

Una lagartija incubada nace:

rompe el cascarón de un ojo de gato

y empieza a nutrirse con viejas máquinas.

 

A oscuras, fomenta el invernadero

sus hongos, sus reyes, sus dictadores,

y sus rotativas y micrófonos

y sus presidentes de república.

 

Brillantes ejércitos se apresuran

sordos por el ruido de los tambores,

y muchachos tímidos, sin barbas,

llevan por la calle grandes carteles

escritos en lenguas extranjeras.

 

La cazuela hierve por todas partes,

hay que repartir el caldo entre todos:

que no quede un solo perro en su juicio.

Sigamos las voces del Embustero.

 

Y que todos alcen los necesarios

palillos de dientes. Buena es la vida

con baile, terror y sinfonolas.

 

 

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