martes, 28 de enero de 2020

EL ENEMIGO LITERARIO




Sé que me odias y te proporcionas tiempo suficiente para enredar y sembrar confusión alrededor de mis escritos. Te agradezco la atención, pero perdóname por no devolvértela a tu humilde prosa, que por lo que me transmites, es más valiosa que la de Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa. (¿Qué tal entonces una quinta reimpresión en rumano para tus prosas completas?) Me prestas más atención de la que yo puedo darte y semejante empeño no gesta ni de ahí surgirá jamás el honor que está en el empeño del que habla Cervantes… Pero tú no podrías compartir las ideas de Cervantes ¿verdad? Puesto que cuando no me atacas tu egote se regodea pensando en la cuarta reimpresión de tus prosas humildes al rumano... Y Cervantes, el nombre mismo de Cervantes, parece no indicarte nada. (Digo, me baso en que observo que te importa más lo que yo mastico y digiero en mis alimentos) Mejor dicho mano, deja tus masturbaciones mentales y humildes  y olvídate de una buena vez, de aporrear relampagueantemente el piano de la escritura, ya que ¿recordarás todavía lo que es un palindroma? Lámina Elizabeth sigue disfrutando de ver tu trayectoria: prometías mucho y ahora doy fe más que fepade de que con todo y crico ahora le ofreces las nalgas al Sistema Nacional de Ampulosidades…



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