Historiadora y escritora. “Ayotzinapa es una realidad
y un símbolo. Como realidad no sabemos ni lo que sucedió, ni cómo, ni quién, ni
por qué. Como símbolo sí, pues hizo estallar el enojo y el hartazgo y evidenció
lo que sabemos de la corrupción e impunidad. Pero también lo que no hemos
querido ver: que el Estado no va a componer esto. Que la esperanza está en las
familias. Y esto vale para las víctimas pero también para los delincuentes:
solo ellas los pueden detener”.
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