martes, 16 de agosto de 2011

TRAS LAS HUELLAS DE NAPOLEÓN

Es sábado por la noche. El antro para juniors que está a la vuelta de mi casa está a reventar. Pero a mí me agradan otros espacios. Desde hace tiempo mi cuarto se ha convertido en oficina, donde lo mismo suena la música de La Maldita Vecindad que las vibraciones y las resonancias de los lectores de mis blogspots (mencionar las direcciones es lo de menos: metí un ensayo para decodificar el cuento de El Perseguidor de Julio Cortázar y se ha leído hasta en Buenos Aires y eso lo sé porque me metí a la configuración de la página: ¡Carajo: hasta en España y Alemania han llegado mis choros! Si se pudiera cobrar por trabajar gratis para el espíritu humano, yo ya sería rico). Pero no. Ni soñarlo. La noche bizarra no da para tanto. Sólo de repente una parejita por ahí jugueteando a si o no y un par de coches enviando mensajes negativos “al fuereño”, porque como soy del Distrito Federal y el chovinismo es el pan de cada día, pues que con su pan se lo coman.


Como es costumbre desde hace meses que practico la filosofía en línea, resulta que tengo que llegar al final del día y después de procesar reflexión tras reflexión, tengo que exterminarla, así será hasta lucir el flamante título. Bolívar Echeverría es un buen camino, pero navegar a contracorriente es demasiado: lo único que puedo pensar es que gracias a la suerte, el diablo o la banqueta, los dioses están muy pero muy lejos. Pero ciertas noches en que el viento sopla favorablemente, la sonrisa de Kundera y Savater se aparecen por aquí. Y la Maldita Vecindad sigue clamando justicia por el asesinato de Digna Ochoa; por eso me gustan estos músicos: porque son incómodos y el sistema bien calladito, yo creo por eso el disco Circular Colectivo salió en disquera independiente. Ahora Gaby debe estar acordándose de mí: el otro día cruzamos unas cervezas en el centro de Aguascalientes y de pronto (es la city donde vivo, y ya pronto me cambio de casa), que me animo, bajo borrachito las escaleras del antro y en medio del tumulto de gente le compré una boina. Gaby es una alma libre, según esto cuando nos conocimos la wey quería conmigo: nunca le hubiera devuelto las llamadas, fatal error: se hace la imposible como si cada noche suya se pareciera a las de Lady Gaga. Y por cierto, ahora dice que quiere ser cantante y me juró que cantaría con la boina puesta.

Lo que me da más risa es que ella es la mejor amiga de una ex novia mía. A la pobre la traje por todo el centro de Aguascalientes con mi bicicleta en la mano para empeñarla a cambio de unas cervezas: ese día me enfurecí cabrón; la bicicleta me costó 3,000.00 pesos y querían darme 500, fue aquella chava la que finalmente me hizo desistir y terminamos haciendo el amor, pero lo que no entiendo todavía es el motivo: cada que me subo a esa pinche bicicleta casi me mato, no es broma: todavía traigo raspones de las últimas veces que me he subido y, lo que verdaderamente pasa, es que montado en esa bicicleta sí se me sale la bestia y a estas alturas del partido, yo mejor ya paso. Para la otra, si un amigo quiere una botella, nos deshacemos de la bici, además de que los conductores no saben manejar y casi te planchan, creo que es mejor pensar en dos Appleton State que, por cierto, casi ni dejan cruda, o eso o invitar a Gaby a un restaurante como El Mesón del Cid, para que claro, cumpla sus sueños pequeñoburgueses y yo me deleite con unos vinos observando ese rostro que es hermoso por todo lo que siempre promete.

Pero la noche empeora, con esos mugrosos grillos que invaden la casa aunado a lo siniestro de mis vecinos y los videos de The Dave Mattews Band ya los he visto demasiado: incluso vino mi novia y quedó maravillada con el body paint de la modelo del primer video. Lo que lamento es que la mundana vive hasta Guanajuato o un lugar cercano, pero yo he hecho mi luchita y la chava va a venir… Le voy a comprar nardos, que son mi flor favorita. De mientras, ya tengo una lectura de poesía para el próximo mes y mañana renuevo la potencia musical de la oficina. Hay instantes, brevísimas interrupciones de tiempo que hacen suponer que habrá un cambio. Pero la diferencia depende de uno. De mí depende que La Casa de la Cultura se llene de 200 personas para explicarles los conceptos de Bolívar Echeverría, pero ya con el narco cerca de Aguascalientes y lo que pasó a la vuelta de la esquina todos deberíamos darnos o sentirnos dichosos: Hasta López Dóriga en el noticiero de la naco burguesía comentó “los hechos delictivos en la antigua casa de Napoleón el cantante”. De verdad ahí vivía el tipo, supuestamente los taxistas, que todo lo saben, ahora vive en Buenos Aires. Como yo soy un escritor desconocido en mi colonia pero hasta en Rusia me leen gracias al internet, usurparé de momento la fama local de Napoleón y haré un Best –seller con mis memorias de éste barrio pseudo residencial, ¡ja! eso o hasta que se calle la música del antro de los juniors. Enuff for the day… Es momento de ahuyentar los fantasmas que se depositan en la casa y no siempre se van, pero en algunas ocasiones, con los ojos cerrados y las espátulas, el trabajo se facilita.

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