lunes, 15 de noviembre de 2010

Poema

Es el eco doliente de mi pensamiento Que navega como Colón a conquistar América y se desliza hasta mi oreja. Lo he leído en otros ojos, lo supe, lo olvidé, Pero aseguro que en mis alforjas, en mi vino Y en mi pelea, en mi alimento, existió el amor En otro tiempo. Lo lamento, pero el polo norte nunca se ha perdido. Debe durar la tabla de la imaginería, donde uno compite Con el doble de uno, el que no existe, el que fue borrado Por los astros o por unos años del carajo. Lo cierto, hermano disperso de la física, es que la casa Duerme o respira sin existir propiamente y a ese silencio en poesía Se le llama pluralidad de respuestas o la cosa que ahorca con su propia historia, la vieja metafísica barata que el poeta nombra Y le llama cualquier cosa.

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