jueves, 23 de septiembre de 2010

Alas de un fénix que puede volar todavía más

Las teorías de Darwin, lejos de haber sido totalmente asimiladas, están sobre politizadas. Frases como “la jungla de asfalto” “sálvese el que pueda” etc, etc, etc. Son ejemplos burdos de cómo: “Sólo el más fuerte sobrevive”. Éstas ideas tienen su origen en Darwin, que sirve perfectamente de ejemplo de cómo las teorías se impregnan en las masas. Y las masas tienden a creer que las teorías intelectuales solo son extrapolaciones de lo que ya nos imaginábamos. Niezstche es otro caso, pero como quienes se creyeron la simplificación de Zaratustra fueron los nazis, está mal visto que por el mundo anden vagando los superhombres… ¡Y políticamente a los superhombres se los lleva la chingada! Todo esto no son más que las formas en las que envejecen las teorías grandes: se vuelven lugares comunes de la cultura cotidiana, es triste aceptarlo, pero funciona así la mayoría de las veces. La masa de iletrados de todo el mundo nunca debieron escuchar frases como: “sólo el más fuerte sobrevive”. Además, ultimadamente Aristóteles ya había hablado de evolución en sus textos. Y los responsables del conocimiento darwiniano en la actualidad tienen que salir a defenderlo para que se entienda que todavía sigue siendo objeto de estudio y que el darwinismo político es sólo una mala interpretación de una teoría más grande. Carajo, ni que fuéramos tan brutos como los organismos unicelulares: tenemos teléfonos celulares, pero eso es otra cosa. Digámoslo así: el ser humano es un milagro en la evolución de las especies, pero ningún vecino de ningún lugar del mundo va y le dice al otro vecino: “¡Buenos días, milagro de la creación!”

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