miércoles, 27 de enero de 2010

Por su condición de laberinto, la literatura es el artilugio que sirve para atrapar espíritus, eso es la literatura. Los libros clásicos son aquellos que resisten la única prueba de fuego: el tiempo. Shakespeare será genio de aquí hasta el fin de la humanidad, basta ver el monólogo de Hamlet, de Ricardo III para entender la condición humana de más alto Ranking. Como dice La tumba sin sosiego de Cyril Connolly: “Cada autor muerto está gritando: ‘aprende de mí!” ¡Muerde los frutos de mi savia inmortal!” Cuando daba clases de taller literario, un alumno allá en la ciudad de México, me reclamaba un comentario sobre la literatura ahora en estos tiempos de internet. Es cuento largo. Pero entre más radical seas en tu blog, serás menos inmortal, si quieres ser radical hazle como un amigo de mi ex novia: dedícate al jodidismo y llega por esa vía hasta lo más radical que puedas y quédate en esa corriente hasta la muerte, doy por hecho que no tendrás posteridad. Si la inmortalidad se piensa desde chavito, como dice Kundera en esa obra magna con el mismo nombre: La inmortalidad, midamos la inmortalidad de a poco, porque yo sí he visto el mosco repugnante de Goethe, al que alude Kundera eh? Chequen ese dato. Además la inmortalidad en literatura ya pasó de moda; puedes haber hecho tu aportación, pero UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO SIGUE SIENDO UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO DE RIMBAUD, mientras que yo, tengo un libro de poesía publicado y siempre digo que lo publicó Alforja, digo el año y nada más soy Marcos García Caballero, el escritor, y no, definitivamente no creo que dentro de 60 años se diga: “¡QUÉ OBRA!” “¡BRAVO POR ESOS INFINITOS DISPERSOS!” jejejejeje. Además ya me lo han dicho. Pero chequen el dato… que ya me está fascinando…

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