jueves, 30 de abril de 2009

UN Clásico contemporáneo.

Desde que leí El jardín de las dudas —finalista del premio Planeta 1993—, de Fernando Savater, el personaje de Voltaire me ha parecido desde entonces, una especie de Raúl Capablanca del ajedrez o de plano, el Superman del mundo de las ideas. Niezstche decía de él que fue un gran hombre de letras… pero se le olvidó mencionar que también fue el primer Intelectual, así, con mayúscula. La novela contiene una célebre frase y muy dieciochesca: “lo importante no es ser bueno, sino abrirse paso” cosa que saben muy bien los microbuseros de la ciudad de México, en especial, recuerdo que donde antes yo vivía, allá por 1999 (el año de mi felicidad), había un microbusero muy gentil, vaya, el cabrón era la compostura andando en medio del tráfico infernal de los viernes, porque yo cruzaba toda la ciudad para ver a aquella que se convirtió en la lágrima y ahora digo, como Jaime Sabines, que se vayan a la chingada las lágrimas, pero no la cortesía. El jardín de las dudas Es una novela en género epistolar, imagine usted, mundano o mundana lector, al viejo Intelectual francés Voltaire, al primer, al gran intelectual y cofundador de la enciclopedia en su retiro de la vida burguesa del París de 177 y tantos, intercambiando correspondencia con una Baronesa que lo admira. La idea es genial, digo, aunado a la habilidosa pluma savateriana, los comentarios de la Baronesa quedan casi como entrevista para que el Posmoderno enciclopedista Fernando Savater, se explaye y ponga al micrófono a un Voltaire que no dista casi en nada del Voltaire original, según queda explicado en el postfacio. Nada qué agregar, excelente novela de Iniciación, como ahora, más cercanas, se piensa en las del inglés Martin Amis. Pero hay que recordar que novelas de iniciación sigen vigentes muchas y en muchos sentidos..., si no me creen, vean en los cines Quisiera Ser Millonario, de Danny Boyle… está perrísima y alude a un clásico totalmente.

No hay comentarios: