POEMA DEL GREMIO
Gira y
gira fuera de la órbita,
la
[cabeza-bocina],
el
mandatario del mundo y la galaxia infinita.
Afuera,
un albañil suelda fierros día tras día,
adentro
un recuerdo se pudre y un libro resucita.
El tomo
cuarto de la enciclopedia británica
nos
enseña que…
[Pras,
una fotografía]
El arte
es un juguete para prostituir exactamente lo único
inprostituible,
la cadena
alimenticia.
Hace casi
200 años nació Baudelaire.
Un aspaviento,
una mala noticia, una sangre en este pueblo de millones.
Tori Amos
canta.
Mi novia
está encantada, pero en su casa no la escuchan.
La calle
está vacía de tristeza, un ojo humano coloca la emoción y se va.
Hay que
trabajar, hay que estudiar… hace cientos de años
Veracruz
fue descubierto por los españoles.
Ahora el
corrupto es ese perro que ambiciona y sólo sabe ambicionar,
Ese perro
quisiera morirse ambicionando la muerte misma, pero no la suya sino la ajena.
Luego
está Dios.
Aristóteles
educó a Alejandro Magno.
Estas
cosas se saben…
¿Pero qué
dicen las novelas?
¿Eso
también se sabe?
Tori Amos
acaba de cantar…
La
autopista donde bebí cerveza hace años sigue siendo
la
autopista donde bebí cerveza hace años…
y eso no se
sabe ni tiene por qué saberse,
la dualidad
del pensamiento es la dualidad del péndulo,
es la
dualidad de lo razonable y después la síntesis del tiempo.
El tiempo
es la única palabra que no cabe en ningún lado,
aunque
tenga su reloj y tenga su sexo y su corazón
y esas cosas
se saben…
¿Entonces
si el poema no nos remite a la sorpresa
es una
condena porque pretende ser inmortal? Ja.
Saquemos
los viejos discos de Metallica,
leamos
los labios de nuestras mujeres,
seamos
paraísos de nuevo en cada esquina, en cada cuarto,
en cada
silla interminablemente escrita por el escritor que la destruye,
en cada
página de Kundera, en cada filosofía,
en cada
ciudad, en cada tamaño, en cada seno,
incluso,
hasta se podría decir que te estoy tomando el pelo.
POEMA PARA GABRIELA BOTELLO
Hoy tengo
el deseo de encontrarme contigo por la calle...
Saludarte
en medio de una brizna de viento.
Que
caminemos los dos juntos hacia algún lado,
y después
de todo, darnos cuenta que estábamos apurados.
Que no
tenía ningún sentido meterse a una clase, a un trabajo,
hacer un
pequeño trámite.
Nada de
eso tenía sentido.
Lo que
queríamos era vernos, caminar por alguna calle
como por
un museo y yo te diría: “en esta calle o en
esta
carretera o frente a esta gente,
estuve a
punto de morir, y te recordaba”.
Y tú en
ese momento abrirías los brazos, sonreirías
al decir:
“pero ahora voy contigo”, y con tu risa
se
dejarían caer del cielo algunas gotas, se abriría el paraíso
como un
arcoíris
en esa
misma calle donde estuve a punto de morir.
Me quedaría
pasmado. Te sujetaría con fuerza en un abrazo,
te diría
la hora.
Veríamos
hacia la misma dirección por unos instantes,
y después
entendería que te he amado desde siempre,
aunque
cometí muchos excesos,
y
desearía, estar para siempre a tu lado.
30
de agosto de 2011
Regresando de una clase de Hata –Yoga.
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