lunes, 30 de enero de 2023

HISTORIA DE TALES DE MILETO, FILOSOFÍA PARA EMPEZAR BIEN 2023

 

A Tales de Mileto, a pesar de que su vida está envuelta por leyendas, anécdotas, chistes y deslumbrantes genialidades, que hizo, tuvo y estudió; lo que sí hay consenso en todas las Escuelas Filosóficas del Mundo y de todos los tiempos, es en que Tales de Mileto es considerado como el primer filósofo de la Historia de Occidente. Sobre sus orígenes hay discrepancias entre las que refieren Diógenes Laercio y el historiador griego Herodoto, ya que para el primero, Tales era milesio de nacimiento y según Herodoto, Tales tuvo origen fenicio. Es más aceptada en la actualidad la idea de que nació en Tales, una antigua ciudad de Asia Menor que actualmente es una provincia de Turquía. Uno de sus más famosas hazañas fue que predijo un eclipse de Sol. El eclipse que Tales predijo sucedió en la Olimpíada XLVIII,  (585-584 a.C.) y los cómputos modernos lo fijan el 28 de mayo de 585 a.C. Éstos son datos de los Estudiosos norteamericanos Kirk y Raven, cuyo libro Los Presocráticos es referencia obligada para un estudio profundo de la filosofía de aquellos tiempos hasta la figura de Sócrates.

Como Egipto fue siempre considerado la cuna de las ciencias griegas, existe la tradición de una visita de Tales a dicho país especialmente debido a su pericia en astronomía y geometría.  Además, existe también la costumbre de atribuir visitas a Egipto a todos los sabios del siglo VI a.C. No debería pues existir dificultad alguna en admitir este acontecimiento sobre todo si se toma en cuenta la afinidad de ciertas ideas de Tales con las que se cultivaron en el Cercano Oriente y probablemente en Egipto. Existe a este propósito el testimonio de Aecio; “Tales..., después de haber filosofado en Egipto, llegó a Mileto cuando era más viejo.” Aecio afianza su afirmación diciendo que Tales sustentó una teoría para explicar las inundaciones del Nilo, lo que aumenta la posibilidad de que viera personalmente el río, aunque Kirk y Raven  apunten al hecho de que toda esta información la pudo obtener de mercaderes milesios.

En cuanto a sus escritos, el mismo Tales, en una carta a Ferécides, que Diógenes Laercio le atribuye, dice: “Nosotros, que nada escribimos, viajamos por Grecia y Asia.” Y Simplicio, por su lado, afirma: “Se dice que no dejó ningún escrito, con excepción de la llamada Astrología náutica.” Pero, acerca de este libro, hay una gran disparidad de opiniones: el mismo Diógenes Laercio dice que es probablemente de Foco el Samio. No hay, sin embargo, elementos concluyentes para establecer la paternidad de la obra mencionada: el habérsela atribuido a este milesio puede significar simplemente una mención a sus actividades científicas o un reconocimiento a su condición de sabio, uno de los “siete sabios de Grecia”.

Tales, como es reconocido el “padre de la filosofía griega”, Aristóteles denomina a Tales como achegós tes toiautes philosophías. Es natural que a su alrededor florecieran anécdotas para describirlo como poseedor de aquellas notas características que debieran sobresalir en todo filósofo, o sea, la capacidad de la especulación y la suficiente inteligencia práctica para solucionar problemas inmediatos.

En cuanto a la primera cualidad, Platón[1] nos relata el siguiente episodio: “Ahí tienes, Teodoro, el ejemplo de Tales, que también observaba los astros y, al mirar el cielo, dio con sus huesos en un pozo. Y se dice que una joven tracia, con ironía de buen tono, se burlaba de su preocupación por conocer las cosas del cielo, cuando ni siquiera se daba cuenta de lo que tenía ante sus pies. Esta burla viene también a todos aquellos que dedican su vida a la filosofía.” A pesar del tono de crítica burlona que emplea Platón, parece cierta la advertencia que se hace ahí a los que se dedican a la filosofía en cuanto a su probable destino. Por lo que se refiere a sus aspectos prácticos, Aristóteles nos señala la siguiente anécdota:[2]  “Podes, a causa de su pobreza, así lo cuanta la historia, fue objeto de mofa por la carencia de utilidad de la filosofía; pero por su conocimiento de la astronomía había observado él que, mientras era aún invierno, iba a haber una gran cosecha de aceitunas, de manera que reunió una pequeña suma de dinero y pago depósitos redondos en la totalidad de las prensas de aceitunas que había en Mileto y Quíos, las cuales alquiló él por una renta muy baja, ya que nadie le hacía la competencia; y cuando llegó la estación hubo una demanda imprevista y repentina de un gran número de prensas simultáneamente y, alquilándolas al precio y en las condiciones que él quería, reunió una gran suma de dinero, demostrando así que, si quisiera, le era fácil a los filósofos ser ricos, pero que no es esto lo que acapara sus cuidados.”

Actividades científicas: La más importante de estas actividades desarrolladas por Tales está ciertamente ligada a su predicción del eclipse de sol, que, como ya hemos indicado, se verificó el 28 de mayo de 585 a.C. y que oscureció una parte del Cercano Oriente y Egipto. El testimonio más preciso nos lo proporciona Herodoto.[3] En el sexto año de la guerra que ellos (los medas y los lidios) estaban librándose mutuamente, sucedió que, cuando la batalla estaba trabada, el día se convirtió de repente en noche. Tales el milesio había predicho a los jonios que iba a tener lugar esta alteración del día, fijándolo precisamente en el año en que ocurrió.

Es casi imposible que Tales conociera la verdadera causa de un eclipse de sol (ya que los físicos que inmediatamente le sucedieron tampoco la conocían). Por lo tanto, es más probable que se basara en una larga serie de observaciones de las estrellas o, como indican Kirk y Raven,[4] el acceso que tuvo a los registros babilonios, desde el momento en que, al decir de Herodoto,[5]  había estrechas relaciones entre Sardes y Jonia. Parece entonces que la asombrosa precisión con que fue anunciado este fenómeno se deba más bien a la suerte que a acuciosos cálculos astronómicos. Por tanto, la fama de Tales como astrónomo se debe, más que a este fortuito suceso, a sus estudios acerca de los solsticios y sus variaciones, mencionados por Eudemo en Diógenes Laercio,[6] y el haber atraído la atención de los navegantes sobre la Osa Menor.

La fama de Tales como matemático se deriva de dos descubrimientos. El primer hallazgo lo encontramos en Diógenes Laercio,[7]18  quien, citando a Jerónimo, dice que “midió las pirámides por medio de la sombra, comparándola con la nuestra cuando es igual al cuerpo”. Plutarco da una versión un poco más compleja: “La altura de una pirámide está en relación con la longitud de su sombra, al igual que pasa exactamente con la altura de cualquier objeto vertical mensurable y la longitud de su sombra en el mismo momento del día.”[8]

 



[1] Teeteto: 1259ª.

[2] Política: I, 11, 1259ª y ss.

[3] I, 74.

[4] O.C. II.

[5] I, 29.

[6] I, 23.

[7] I, 27.

[8] Citado por Kirk y Raven: O.C. II.

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