Como escritor con trayectoria, conozco lo
suficiente los ensayos como para hacer un abordaje al tema; pero la idea de la
que voy a partir es muy sencilla y la especulación alrededor de ella igual lo
será. No pienso en algo ambicioso como un ensayo sobre Cosmología, en principio
porque no sé lo suficiente de éstos temas más allá de lo que sabe el común de
la gente que ha visto documentales famosos al respecto, como la famosa serie
televisiva Cosmos, escrita y dirigida por el pensador Carl Sagan, en cuyo
momento de esplendor hubo incluso una cierta moda de los temas astronómicos y
cosmológicos. Lo cual es más o menos el punto que quiero explorar en mi ensayo,
a saber, basados en la siguiente pregunta: ¿Si toda ésta información se conoce
y si es de uso corriente el manejo de éstos datos entre quienes manejan este
tipo de saberes, qué pasaría si fueran difundidos permanentemente entre todos los estratos de la población?
Desde
mi punto de vista explorar en torno a ésta pregunta no es asunto menor. Es
obvio, por ejemplo, que todos poseemos muchos conocimientos inconscientes o
conocimientos derivados del sentido común; un conocimiento derivado del sentido
común, por ejemplo, es el que nos saca de nuestras rutinas preconscientes de la
vida cotidiana (v.gr.: levantarse de la cama y encender la cafetera o meterse a
la regadera) es cualquier juicio de valor que, por ejemplo, reflexionamos entre
esas rutinas, pero cuando extraemos un elemento de juicio sobre esto, ya se
trata del sentido común y, como decía Descartes, del sentido común todo mundo
cree tener el suficiente. ¿Ahora, realmente esto es así? Es obvio que no. Entre más Juicio de valor= más sentido común=
mayores acciones. Podemos inferir que
entre más activos seamos en la cotidianeidad, poseeremos mayor sentido común, y
el sentido común llevado a sus más altos logros fue estudiado por Imannuel
Kant, quien, entre otras cosas, también estudió ciertas cosas sobre cosmología,
¿curioso verdad?
Ahora
bien, de lo que se trataría es de llevar, éste tipo de conocimientos
cosmológicos que son el macro contexto, al micro contexto de la vida diaria de
cualquier persona; mediante ágiles programas de radio, televisión y
documentales… de aquí en adelante mi especulación tiene qué aclarar que el
conocimiento nunca es algo inocente, pero que bien empleado y con criterio
suficiente, puede contener un alto contenido terapéutico sobre conductas y
formas de ser que son nefastas y tienden a negar al pensamiento y a fomentar fanatismo. Lo cuál, también es una forma de hacer filosofía:
arrojar a la sociedad preguntas y razonamientos de orden filosófico para,
lograr que, como quería Gabriel Zaid, el nivel de conversación de una sociedad
como la mexicana que es la nuestra, no sólo se queje de las problemáticas
políticas como la guerra al narcotráfico o cuál fue el resultado de los
encuentros deportivos del fútbol. Creo
que sobre éste punto nunca se insistirá lo suficiente.
¿Por
qué? Bueno, en primer lugar, en mi trayectoria de escritor y entre los debates
de los escritores, siempre se escucha la queja de que la gente lee poco y lee
mal, sin actitud crítica ni nada. Démosle un giro a ese tipo de conversación,
para seguir el argumento de Zaid: quizá ya en el futuro la gente dejará de leer
por lo menos al nivel en que se leía en el siglo pasado, debido al aumento de
las tecnologías de uso personal, etcétera. Pero, lo cual, hay que aclarar, no
significa que se haya perdido para siempre la curiosidad intelectual humana, ya
que esto último, simplemente es un componente que nos vuelve humanos, sencillamente.
Lo anterior me permite decir que si fuera una catástrofe (porque sí lo sería),
que las editoriales grandes del mercado dejasen de publicar libros, por ejemplo
de cuentos, debido a que ya no representaran un interés para nadie, ese sólo
acto, tendría que implicar una subida en los pistones-motores de la sociedad en
otra forma: ¿Qué tal, por ejemplo, con debates sobre cosmología en series
televisivas? No bromeo: El alto grado Científico (con su obvio componente
crítico que es ni más ni menos que la filosofía como pensaba Sir Karl Popper
que debería ser en el futuro, un futuro no muy lejano, de hecho), sigue
teniendo vigente el rasgo de la curiosidad intelectual, es decir, las
sociedades, como entes vivos, muchas veces no saben en conjunto muchas veces
hacia dónde quieren ir, pero es obvio que dichas sociedades sufren mutaciones y
realmente nos negamos a creer que sólo sea por el miedo al cambio, que la
mayoría de la sociedad se quede petrificada mirando el televisor y gritando:
¡”GOOOOOOLLL!”
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