lunes, 20 de julio de 2020

EL RETORNO A LA NORMALIDAD ECONÓMICA ---POR VÍCTOR GARCÍA MOTA----

Victor García Mota*

                                             TERCERA PARTE EN DOS ENTREGAS PARA LA PEDANTERÍA REMOTA.

                    Sobreviviente con más de 80 años

 

                          Estas notas son una invitación

                                 A pensar la pandemia en México

 

La siguiente narración es el retorno a la normalidad económica del mundo.

 

 Europa, Alemania, Norteamérica, America Latina, Brasil y México; este retorno es a una economía rota que está provocando, hambrunas, mayor desigualdad social, mayor pobreza, mayor desempleo, mayor crisis sanitaria, con un desempleo exponencial; con la incertidumbre de una nueva ola de contagios. El retorno una cruda realidad económica que tardará mucho en recomponerse y afectará a varias generaciones; y por eso todas y todos tenemos que pensar ese retorno. 

El Mundo proyecta “su retorno a la normalidad social y económica”, porque el 93% de la humanidad desea salir del estado confinamiento por la pandemia de coronavirus y su retorno lo quiere hacer relativamente con prudencia para evitar un rebrote de la Pandemia con una segunda ola de contagios del Covid; y ese retorno lo hace enfrentando las consecuencias de los saldos a fecha de 5 de junio de 2020, se han registrado en el mundo aproximadamente seis millones y medio de casos de coronavirus (SARS-CoV-2)

En este retorno salta la pregunta… ¿A qué economía pretende volver la humanidad?

Esa economía mundial conformada por muchas economías diferentes en sus niveles de desarrollo y que antes del colapso económico y de la pandemia se les mencionaba como la economía de los países de alto desarrollo de Europa, y a la Norteamérica, como la primera economía y a la China como la segunda economía mundial y en otro orden muy diferente: la de Rusia, las de Medio Oriente, Asia y América latina.

Esa economía mundial cambio mucho por el impacto de la pandemia  que creo las condiciones para que 60 millones de personas se incorporen a la pobreza extrema, dejando sin medios de vida hasta mil 600 millones de personas, la mitad de la fuerza de trabajo mundial; y provocó una pérdida de 8.5 billones de dólares en la producción global.

El retorno a “esa economía”, del mundo se está  haciendo avanzando sobre los escombros del colapso de la economía mundial y del impacto de la pandemia que arrastro a los dos principales economías del mundo la Norteamericana y la China impactando a toda Europa, Asía, África, Medio Oriente y America Latina y cuyos efectos persistirán por mucho tiempo y para varias generaciones. México anuncia que ese retorno será gradual. 

“La nueva normalidad económica” se abre paso avanzando sobre los escombros del derrumbe de la Globalización y del Neoliberalismo. La economía a la que volveremos será otra muy diferente en Europa, Norteamérica, China, África, Asia y America latina; y  en este retorno no estamos ante el fin del capitalismo; estamos ante una profunda recomposición del capitalismo y de una profunda recomposición de la política a escala mundial y estos profundos procesos y sus tendencias están generando la nueva Geopolítica del futuro.

“El retorno a la normalidad económica” se está haciendo sobre un sólido piso material, el de la recomposición capitalista, porque todos los cambios que se hagan en el corto, mediano y largo plazo se sostienen por el patrón de acumulación  de los cuatro ciclos de acumulación capitalista: el primero que va de 1945 a 1975, el segundo que va de 1975 a 2016, el tercero ciclo que va del 2016 a 2019 y el cuarto que arranco a fines del 2019 con el estallamiento de la Pandemia y el colapso económico mundial, y este ciclo es el actual; sobre esta materialidad el capitalismo se está produciendo su profunda recomposición, y el capitalismo está lanzando señales de centralización y relocalización.

La realidad Pos pandemia, es esta realidad capitalista, de economías quebradas y que ahora estamos presenciando por la masa de los flujos financiaros a escala planetaria. Estos cuatro ciclos de acumulación, reestructuración y recomposición capitalista son las condiciones, efectos, procesos, tendencias que conforman el piso que sostienen el retorno a “la normalidad económica”. Estos ciclos materializan las crisis capitalistas, que ha vivido la humanidad a lo largo de este periodo de 80 años, hasta la actual recesión del presente año 2020 inédita y compleja por la pandemia; y ahora el capitalismo viene dando señales de una profunda centralización y relocalización producto de la ruptura de “economías quebradas”, discontinuidad y recomposición de los ciclos de acumulación capitalista, los tres primeros ciclos se originaron en el espacio económico norteamericano haciendo evidente el tamaño de esta poderosa economía y su impacto mundial; y el cuarto ciclo, con la pandemia, se expresó mundialmente como un hecho inédito e insólito de enormes consecuencias que abrió la actual recomposición capitalista que se está levantando de los estragos de las economías del planeta.

Ningún país podrá evitar ser afectado directamente, porque todas las economías se encuentran expuestas; y el retorno a la normalidad económica está condicionado por la intensidad con la que el virus afecto a cada país [la fuerte afectación en EE.U., Italia, España], lo que depende de muchos factores, como su sistema sanitario, la propia demografía, no es lo mismo una sociedad joven de un país emergente que la de otro con una pirámide poblacional más envejecida, la estructura territorial, países con mucha densidad urbana frente a otros menos urbanizados, o el nivel de desarrollo, el universo de la desigualdad social, de millones empobrecidos. Diferencia entre los países europeos Alemania, Inglaterra, Francia, y China, Estados Unidos y los países atrasados, o subdesarrollados de África, Asía, o los llamados países emergentes en America Latina.

El panorama para “el retorno a la normalidad económica” es de una enorme destrucción de 195 millones de puestos de trabajo, que se perdieron mundialmente solo entre abril y junio de este año 2020; porque esta recesión es mayor que la Gran Depresión de 1929; y colocó a la Humanidad ante un desastre, peor que la Segunda Guerra Mundial. Estamos  ante una brutal contracción de la economía mundial de 3.2%, este año 2020 lo que ha provocado que la economía mundial pierda 8.5 billones de dólares en producción entre el 2020 y el 2021, borrando las ganancias acumuladas de producción de los cuatro años anteriores.

La desaceleración mundial de la economía es un paro laboral de millones de personas en todo el mundo, obligadas a quedarse en casa para detener la propagación del coronavirus; este hecho de confinamiento precipito la caída de la economía mundial en cascada en toda su estructura económica y en todos sus sectores: servicios, construcción, turismo, comercio, transporte, Hotelería, Bancos, una cascada el cierre de empresas, destruyendo millones de puestos de trabajo, no hay intercambios, no hay demanda, no hay consumo; se rompió la interconexión de todas las cadenas de suministros por estar en recesión  las dos principales economías del mundo, la de EE.UU., y la de China y con ellas todo el mundo. Este saldo económico de 2020 implica y presupone que estaremos enfrentándolo por un largo tiempo y sin duda será muy duro.

El colapso de la economía mundial impacto negativamente la interconexión mundial de la economía que se había logrado con el ascenso de la Globalización Económica, colapsando el intercambio en las economías Norteamericana (EE.UU) y la China, la segunda mayor economía del mundo.

En este retorno el mundo está enfrentando la ruptura “de los vasos comunicantes” la ruptura del tejido económico, social y cultural asociado a esa masa de intercambios a escala mundial, a esa inmensa cadena de suministros  y a esa destrucción de la “estructura económica” mundial que generaron y crearon muchas generaciones.  

La recesión con su efecto multiplicador por la ruptura de la interconexión mundial de la economía desato procesos  socioeconómicos inéditos: una crisis social generalizada “la rebelión de los pobres hambrientos”; la hambruna rodea a las periferias; y “la implosión” de la clase media  que entro en una pauperización acelerada, casi hasta desaparecerla, y por ello muchos irán perdiendo sus sueños. Los Gobierno de cualquier signo, color e ideología serán constantemente puestos a prueba para evitar las hambrunas que ya se han anunciado; y una gota de represión sobre escenarios propensos a incendiarse, potencian guerras civiles, rebeliones urbanas, emerge las tentaciones militares, autoritarias por el horizonte recesivo que seguirá afectando a todas las clases, hecho que viene propiciando una recomposición económica y política de Gobiernos y ascenso de nuevos actores sociales.

Estamos ante escenarios desconocidos de la recomposición económica y política, todos los escenarios están flotando sobre estos procesos socioeconómicos  el cascajo de categorías, conceptos, paradigmas, certezas, percepciones. Mientras minuto a minuto crece la masa de los afectados: están las industrias que detuvieron sus actividades evitando la propagación masiva de la pandemia las que han tenido una contracción contundente y están replanteando su modelo de negocio desde lo esencial, para confirmar la continuidad de sus principales jugadores en el mercado y que hoy buscan con celeridad un rescate gubernamental. Es el Estado y solo el Estado el que podrá enfrentar, en cada Nación y sociedad las urgencias. Europa se adelantó ha consensuado que sea la Unión Europea la que con los diversos Gobiernos enfrenten este horizonte Post pandemia. 

Las urgencias están en todos los espacios y las urgencias son todas. Ahí están los hidrocarburos, hoteles, restaurantes, educación, eventos masivos, y transporte intermunicipal terrestre y aéreo, donde el impacto está dejando el peor de los escenarios con un recorte de alrededor del 20% de la fuerza laboral de estas industrias. Más allá están los emprendedores y empresarios que están viendo el esfuerzo de su vida irse. Son todos esos miles y millones que están repensando, una y otra vez; como los dueños de restaurantes en todo el mundo.  Y están las industrias que se verán obligadas a disminuir el número de kilómetros  millas de su cadena de valor, porque a partir de las consecuencias de un momento donde el consumo de sus categorías se incrementó sustancialmente y no pudo ser aprovechado, ya sea por incrementos en costos de logística relacionados con el confinamiento, o el impacto de las tasas cambiarias. El paisaje industrial da para todo, una evocación involuntaria de los años dorados de la Ciudad de Detroit en ruinas.

El peso de la densidad del “pasado-presente” está en esa mayoría de los productos de consumo masivo, que se dedicaron las últimas tres décadas a descentralizar sus procesos, y con la pandemia les ha llegado la hora de reemplazar el Arbitraje por la Agregación como centro de su estrategia multinacional. Y claro ese segmento de actores donde se encuentran buena parte de los servicios: finanzas, contabilidad, legal, marketing, investigación, comunicación, publicidad, etc., y por supuesto los comercios, donde la migración digital hizo un salto contundente buscando evitar la propagación; es claro que las grandes cadenas de comercios, supermercados, farmacias, etc., seguirán teniendo sus puntos de venta físicos, las compras a través de internet crecieron un 25% durante marzo, 35% adicional en abril, y las de supermercados en plataformas de e-commerce, se duplicaron; y claro, los corporativos que tenían centralizado su modelo de negocio y como asset central sus propiedades en finca y raíz están quebrando uno tras otro, porque con la pandemia la economía migra del Real a Un real Estate. Imposible ignorar que para la fuerza laboral desde casa el reto será la productividad, economistas como Nicholas Bloom, principal investigador y defensor del home office lo afirma; mientras los trabajadores de cuello blanco pierden hilo conductor y agilidad.  No hay que preocuparse, cuatro, ocho horas a la semana estarán visitando corporativos vacíos.

Los cambios tangibles en cada industria se están construyendo, y también visualizando, los tiquetes de avión costarán más del 50%, una noche de hotel un 40% menos, el mercado un 15% más. Flota sobre estos duros procesos las consecuencias generales dibujando una narrativa que traza ese porvenir, que ya está aquí, “la crisis de empleo a escala mundial” y muchos países de Asía, África, Medio Oriente y América Latina duplicaran y hasta triplicaran los millones de pobres y las poblaciones estarán asediadas por la hambruna, el malestar general irá creciendo y buscará una salida, proyectando el surgimiento de nuevos actores sociales.

Al menos una quinta parte de los trabajos que existían antes de esta recesión van a ser inútiles; por ello, la puerta es la resiliencia concepto que comienza a cansar por el efecto de la repetición. Lo que sucedió con “quédate en casa”. Sin embargo vale la pena pensar que, más allá de la transformación personal, lo que es importante entender es que, si usted tiene trabajo, su industria va a cambiar y eso implica que su carrera también, y si lo perdió, encontrar otro va a ser más difícil de lo esperado porque las industrias se van a contraer y tecnificar. Hora de explorar qué más sabe hacer.

La división socioeconómica en la mayoría de países del mundo funciona revisando a las personas a través de segmentos. Después de entender que la mezcla entre el incremento en las cifras de pobreza, donde hablamos de cientos de millones de personas, este es el momento de no olvidarse de los más vulnerables; con el incremento en precios en varias categorías de consumo, relacionados con la vida antes del Covid-19, hará que se migre a pensar en otros segmentos: pobreza y vulnerables; lo central es hacer más visible a la sociedad a las personas pertenecientes al 1% del mundo. A cambio de estos dos nuevos segmentos: pobres y vulnerables. El más importante, la clase media va a tener una implosión inminente. En términos simples y sencillos: la desigualdad será mayor y la pobreza será brutalmente incrementada en millones. La polarización social potencia un haz de disturbios, rebeliones, protestas, hartazgo, malestar creciente. El porvenir de las sociedades democráticas está a prueba; y cualquier simulación de Estado de derecho, pagará un alto costo con una desestabilización creciente.

El distanciamiento social se convirtió en la mejor expresión de lujo, expresión de la desigualdad social. Y por supuesto de comodidad, lo que movilizará toda la estructura de valor de la finca y raíz habitacional, haciendo que aquellos con más ingresos pasen a vivir a las afueras de las grandes ciudades y tener dos casas, los afluentes se muden a departamentos y casas con más metros, la clase media unifique sus familias en mejores espacios. Resulta claro que esto impactará todo el mercado de bienes raíces a nivel global, donde el concepto “locación, locación, locación” es cambiado por “espacio, espacio, espacio”. La incertidumbre alrededor de posibles episodios como este, cambiaran gustos sociales, fiestas, etc., donde si bien la primará la necesidad social del ser humano, a partir de ahora, menos, es más, esta es la regla, en la cuenta también.

Una de las mejores alternativas para migrar su negocio “al nuevo normal” estará relacionada con la necesidad de distintas categorías de movilizarse hacia los domicilios de las personas. Desde restaurantes, estilistas, papelerías, y mucho más harán una transformación, donde los emprendedores de ahora se van a parecer más a MiniAmazons que a desarrolladores de apps confirma el advenimiento de los nuevos creadores de iniciativas de negocios. En China, de acuerdo con Nielsen, las compras offline han disminuido un 12% con la pandemia, mientras WeChat y Alibaba han tenido crecimientos en transacciones de un 35 y 33% respectivamente. Y en cuanto a canales divergentes de compra relacionados con influenciadores y plataformas como Instagram y TikTok, estaremos hablando de un incremento en nuevos compradores del 98% y en ventas del 15%.

El otro camino que comienza a generar oportunidades para los diferentes productores se basa en la migración hacia vender un servicio que complemente el Core Business. De vender productos de limpieza para el hogar, a tener prestadores de este servicio con alta desinfección, de vender un shampoo a brindar instructivos para hacer de estilista en la cuarentena, de vender coches a apoyar servicios de transporte para médicos, todo es posible. Y si a esto se suma que, con la coyuntura del Covid-19 la diferencia entre apoyar a la comunidad y hacer branding se desdibuja, además en tiempos de guerra el gobierno se convierte en el principal proveedor de negocios parece un buen momento para replantear, incluso volver a empezar, estrategias y planes de innovación. Varias multinacionales están en esas. No hay duda, estamos ante la profunda recomposición del capital y de las economías quebradas hacia una  transformación de la economía, este esbozo ilustra la profunda recomposición de la nueva economía.

Desde principios del mes de enero 2020 el mundo resintió el impacto del COVID-19, cuando en la provincia de  Wuhan exploto el coronavirus porque ahí se originó a fines de diciembre 2019, afectando a la economía China, donde el virus se extendió primero, se optó por medidas de contención radicales que han tenido éxito tras varios meses; pero el impacto en el ritmo de actividad económica es profundo. Se estima que el PIB chino ha retrocedido alrededor de un 10%. Su efecto fue inmediato provocó una paralización económica mundial con su caída del PIB al alcanzar apenas 2,9% en el 2020, por debajo de su estimación de un crecimiento de 5,7%.

Ese impacto cimbro a toda la economía mundial porque China es pieza clave de la geopolítica económica mundial del siglo XXI, la crisis China representó el mayor desorden mundial, el derrumbe de la economía mundial paralizando todos los procesos de intercambio comercial, colapsando el consumo interno de las sociedades, porque las brechas, son enormes entre China y las diversas economías desarrolladas de Europa o las de mediano desarrollo y las emergentes, en relación con la productividad laboral y la riqueza, procesos que venían propiciando una acelerada relocalización, centralización del capitalismo desde las economías maduras hacia China, materializado el alto y rápido crecimiento de las exportaciones. Al estallar la crisis, todo cambio por las restricciones impuestas por Beijing provocando que el número total de contenedores desembarcados diariamente cayera de 50,000 a 2,000; y solo en Brasil y esto se debió a que no había trabajadores disponibles para hacer el trabajo. Desde el Año Nuevo chino, el 25 de enero, se han cancelado 160 viajes de buques de carga. La caída de la producción en China generó “grandes huecos” en las cadenas de suministros del resto del mundo, impactando a muchas empresas en todo el mundo; y este es un problema fundamental y no solo para la industria automotriz, un sector que necesita componentes chinos para su producción. La economía mundial recibe suministros de China. Estamos ante un paisaje de “efecto multiplicador” mundial.

Las pérdidas acumuladas del PIB mundial durante 2020 y 2021 por la crisis pandémica y la recesión podrían ser de alrededor de 9 billones de dólares, una cifra mayor que las economías de Japón y Alemania, combinadas. La velocidad del derrumbe de la economía mundial hizo zozobrar todas las estimaciones sobre la caída. La principal economía mundial, la norteamericana el PIB cayó un 4,8% y se disparó el desempleo en forma exponencial, 43 millones perdieron su trabajo.

El conflicto entre Trump y China complico el escenario mundial. La primera economía de Europa, Alemania entro en recesión con este ir y venir del riesgo, siempre con cifras al límite, confirma el frenazo de la economía de Alemania, mortificada en sus exportaciones por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, por el proteccionismo de Trump, que coloco en el punto de mira a la industria automovilística europea, incrementando la incertidumbre para toda la Unión Europea.

Estamos frente a diversos y múltiples retornos a la “normalidad económica”. El paisaje de las profundas diferencias “en ese retorno” entre África, Medio Oriente, Asia y America Latina saltan a la vista, frente a China, Norteamérica y Europa. No hay un MODELO paradigmático para el retorno, cada, sociedad, cada país, cada continente y cada gobierno está tomando las medidas que mejor considera.

El retorno a “la normalidad económica” se da en el contexto histórico del fin del liderazgo de Estados Unidos en el orden internacional, producto de su autodestrucción con la llegada de Donald Trump, que rechaza los valores occidentales, la libertad, la democracia, la igualdad y acuerdos comerciales validados por la OMC, estas decisiones políticas del Presidente Norteamericano propiciaron el fin de la globalización. Así mismo Donald Trump enfrenta el fracaso de a la crisis sanitaria, el profundo desempleo y la ola imparable de protestas por el racismo estructural que afloro con el asesinado de George Floyd  y todo este conjunto de procesos se agudizan con el colapso de la economía mundial, el conjunto de estos procesos se han ahondado generando un desorden general, por ello hay un resurgimiento de los nacionalismos, del  populismo de izquierda o derecha que rechazan los acuerdos, tratados, la integración de bloques y regiones como una tendencia predominante. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de hallar un nuevo equilibrio entre el Estado-nación y las instituciones supranacionales.

La recomposición  económica y la recomposición política muestra el horizonte de inestabilidad a que se enfrenta “el retorno a la normalidad económica”: escenarios conflictivos, crisis social, fuertes resistencias en los poderes locales, acciones radicales de los regímenes democráticos, disputa por el multipartidismo, la competencia electoral enfrentarán crisis severas, el conjunto de estos hechos, procesos y tendencias pueden eventualmente desembocar en conflictos locales; pero también la recomposición de las fuerzas económicas, políticas y militares en curso vienen propiciando un realineamiento y ese hecho, es un escenario de conflictos regionales a escala mundial.

El cuadro de estas realidades políticas resulta claro frente “al retorno a la normalidad económica”, ahí está el autoritarismo ruso con su presidencia cuasi eterna de Putin, un modelo admirado y replicado por varios países en África y América Latina; estos modelos estarán sometidos a fuertes críticas y altas presiones y resistencias sociales, a la hora de echar a andar “el retorno a la normalidad económica” que persistirá en demandas de apoyos a la salud de la población y a la actividad económica para que las empresas continúen operando; la presión para desglobalizar el unilateralismo ejercido por los países más poderosos y el capitalismo autoritario; estos hechos tienen relación porque estar erosionando el multilateralismo en las relaciones internacionales. El unilateralismo actual se consolidó con la llegada de Donald Trump al poder; y este hecho ha propiciado el resurgimiento del nacionalismo, los Estados Nación enfrentan una disputa entre las fuerzas oligarcas, responsables de la brutal desigualdad con el modelo neoliberal que apoyaron, las posturas populistas, las fuerzas de centro izquierda, las propuestas liberales de democracia radical y todas estas posturas se asumen como la única opción frente a la desigualdad social, la exclusión, la marginación y el mediocre crecimiento. En este contexto del fin de la globalización, es una presión de los países y de los gobiernos  que se asumen nacionalistas que no desean ser parte de los controles regionales o de la vigilancia de otros organismos internacionales.

Un ejemplo emblemático, de lo que puede ser el retorno es Hungría. En Hungría el primer ministro húngaro Viktor Orban, ha aprovechado la crisis del coronavirus para liberarse del control parlamentario y poder gobernar indefinidamente por decreto, pese a la oposición del Parlamento Europeo, Orban ha utilizado la mayoría de su partido en la cámara alta para sacar adelante un proyecto de ley que incrementa su poder, y ahora el Gobierno podrá, por ejemplo, suspender leyes, bloquear la divulgación de informaciones "que puedan obstaculizar o imposibilitar la defensa frente a la pandemia, con penas de hasta ocho años de cárcel".

Todo esto este panorama se está observando al ponerse en marcha “el regreso a la normalidad económica”

Europa, la Unión Europea con 27 países (salió el Reino Unido) y 75 millones de habitantes,  frente a los diversos y múltiples retornos a “la normalidad económica” ha logrado un consenso general sobre la prioridad de las políticas públicas que pueden llevarse a cabo y ello ratifica que el futuro de la Unión Europea es una pieza central.

Los países europeos están saliendo gradualmente de la fase de contención y van hacia el retorno de la normalidad económica en Europa sosteniendo una política común en el retorno que tiene de base que no hay ruptura del Euro y que tiene un fondo un apoyo masivo de recursos financieros, las propuestas de la iniciativa franco-alemana, que proponen un fondo europeo de recuperación de 500.000 millones de euros son ambiciosas, concretas. Allanan el camino para una emisión de deuda a largo plazo de la Comisión Europea y, sobre todo, permiten la asignación de una importante ayuda presupuestaria directa a los Estados más afectados por la crisis como España e Italia seguirán siendo financiadas.

Europa asume que hay que afrontar el desastre económico con determinación para lograr que sus economías se recuperen lo antes posible y evitar una crisis social.

El panorama europeo está marcado con una recesión de entre el 5 y el 12% para la zona del euro este año 2020, con un escenario central del 8% con las proyecciones para el 4 de junio; y en el peor de los casos, anticipamos una caída del 15% del producto interior bruto sólo en el segundo trimestre. Es difícil evaluar el efecto de la suspensión del confinamiento en cada país, especialmente si tenemos que incluir la hipótesis de una segunda ola de la epidemia en otoño. Hay un factor que parece probable: que si hay una segunda ola, su impacto económico debería ser menos grave, ya que la experiencia está dando sus frutos.

Europa ha colocado en el centro del retorno a la normalidad económica, la estabilidad, de los precios, con una inflación inferior, pero cercana, al 2%. En circunstancias como las actuales, cuando la inflación y las expectativas de inflación están muy por debajo de nuestro objetivo y la economía está en profunda recesión. Europa busca aplicar una política monetaria tan acomodaticia como sea necesario para estabilizar tanto la inflación como la economía. Europa asume que debe intervenir siempre que haya un riesgo de endurecimiento de las condiciones financieras; y considera Europa debe asegurar que la política monetaria se transmita a todos los países de la zona del euro, en todos los sectores; y asume que podrá usar el programa de compras de emergencia frente a la pandemia.

Europa sabe que la recesión es un shock desconocido en tiempos de paz. La crisis económica de hoy es mucho más fuerte, y no hay comparación con crisis pasadas. La situación no es para nada la misma. Esta vez no se trata de una crisis financiera e inmobiliaria que se ha extendido a toda la economía, ni de una crisis en la que un país se ha puesto al margen del resto al haber aplicado una mala política económica. Europa sabe que la recesión es un golpe simétrico, que afecta a todas las economías al mismo tiempo, y para proteger la salud de los europeos,  los gobernantes europeos decidieron en su momento cerrar parcialmente sus economías; y ahora, por consiguiente, es importante que todos los países vuelvan a arrancar en buenas condiciones utilizando todos los instrumentos disponibles.

En el retorno de Europa  a la normalidad económica se asume la condición de que los Gobiernos toman las medidas para afrontar el desafío. Entre las ayudas directas a los hogares, las moratorias y los avales al sector privado, han puesto sobre la mesa el equivalente a 20 puntos del PIB de la zona del euro. Eso es mucho; y por su parte, la Comisión Europea ha eliminado las limitaciones del Pacto de Estabilidad y Crecimiento y ha desbloqueado los mecanismos de ayuda estatal: esto era esencial; pero hay un límite a todo esto: el esfuerzo ha sido demasiado asimétrico. Dependiendo del país, varía entre el 2% y el 40% del PIB, si añade las ayudas directas y los avales. Los países económicamente más débiles, que en algunos casos son los más afectados por el virus, no tienen el margen de maniobra presupuestario para hacer el esfuerzo necesario para que sus economías vuelvan a ponerse en pie, por consiguiente, la solución es un plan de estímulo fiscal europeo rápido y sólido para restablecer la simetría entre los países a medida que salen de la crisis. Europa asume que este plan debe proporcionar más ayuda a los países que más la necesitan, y proporcionar esta ayuda colectiva interesa a todos los Estados miembros.

Europa reconoce que tiene una inmensa responsabilidad y debe estar a la altura de la gravedad del daño económico y del sufrimiento social. Sabe que dispone 540.000 millones de euros ya están potencialmente disponibles, entre lo que proviene del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE): los avales adicionales a las empresas (centradas en las pymes) prometidas por el Banco Europeo de Inversiones; y el plan SURE de la Comisión Europea para cofinanciar el trabajo a tiempo parcial, que debería ponerse en marcha a partir de junio. Las líneas de crédito del MEDE no son como los programas de rescate del pasado. Son ofertas de préstamos equivalentes a hasta el 2% del PIB de cada Estado, a tipos muy bajos y con condiciones mínimas. Basta con que el solicitante demuestre que los fondos se destinan a gastos sanitarios directos e indirectos para combatir la pandemia. Este paquete de medidas de apoyo es claramente insuficiente para hacer revivir la economía de la zona euro.

Europa considera que frente a las urgentes necesidades de financiación adicional de los Estados, generadas por esta crisis, sólo para el año 2020, se sitúa entre 1 y un 1,5 billones de euros. Algunos alcanzarán fácilmente las cantidades necesarias, mientras que otros van a necesitar la solidaridad financiera comunitaria. Su tamaño y composición dependerán de la ambición de los jefes de Estado o de Gobierno. Este plan europeo de recuperación, se espera  que sea rápido y masivo; también tendrá que centrarse en la inversión en bienes públicos de interés común, aquellos que es mejor financiar juntos que solos, porque eso es más eficaz. Incluyo aquí la seguridad sanitaria, la transición hacia una economía más ecológica, más digital y más protectora de la biodiversidad

Europa tiene claro la dimensión del choque sistémico y por ello ha puesto el día el Programa de compras de valores públicos y privados de 750.000 millones de euros.

Europa reconoce que la prioridad hoy en día es ayudar a las economías a recuperarse. Los Estados gastan y las deudas aumentan en consecuencia, y la relación deuda/PIB subirá porque estamos en recesión. Todos los países del mundo están viendo aumentar sus niveles de deuda: según las previsiones del FMI, la deuda de los Estados Unidos alcanzará más del 130% del PIB a finales de 2020, mientras que la zona del euro estará por debajo del 100%.


Europa asume que en la deuda europea hay diferencias entre los países de la zona del euro; y para evaluar la sostenibilidad de la deuda, no debe concentrarse en el nivel de la deuda con respecto al PIB. Hay que tener en cuenta el nivel de crecimiento y los tipos de interés vigentes. Estos dos factores son decisivos. Europa asume que esta crisis es una buena oportunidad para modernizar las modalidades del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, que ahora está suspendido. En el pasado se han hecho propuestas innovadoras, incluso por parte del FMI, que deberían ser examinadas de nuevo. Se debe medir su relevancia y eficacia. Los términos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento tendrán que ser revisados y simplificados antes de pensar en restablecerlo, una vez que hayamos salido de esta crisis.


Europa asume y reconoce que lo importante es que todos los países europeos se den cuenta que son interdependientes: una cadena de fabricación de automóviles alemana puede pararse porque no hay piezas de repuesto italianas, españolas o francesas. La integración comercial dentro de la zona del euro es tan fuerte hoy en día que es obvio que a todos los países, especialmente a los más fuertes, les interesa que los más débiles se recuperen. De lo contrario, todos salen perdiendo. Si el plan de recuperación europeo combina las subvenciones comunitarias y los préstamos a muy largo plazo, con tipos de interés bajos, destinados principalmente a los países que más los necesitan, habremos dado un gran paso adelante en la solidaridad financiera europea. Así lo expresan los europeos.


Europa asume como objetivo central del retorno a la normalidad económico generar un crecimiento sólido y sostenible que, con el tiempo, permita amortizar la carga de la deuda y permita que nuestras economías se desarrollen de forma armoniosa para satisfacer las aspiraciones de nuestros ciudadanos.


La primera economía europea es la de  Alemania y está viviendo su retorno a la economía, con la presencia poderosa de las fuerzas socialdemócratas y en voz de la Canciller alemana Ángela Merkel que expresó la dimensión del impacto de la pandemia sobre la economía alemana y europea en general, al declarar “que es la peor crisis que hemos tenido desde la Segunda Guerra Mundial, permítanme decirles: la situación es seria. Tienen que tomarla también en serio. Desde la reunificación de Alemania... no, desde la Segunda Guerra Mundial, no se había planteado a nuestro país otro desafío en el que todo dependiera tanto de nuestra actuación solidaria mancomunada”. Alemania en el retorno a la normalidad económica está jugando un importante papel en el liderazgo de la estrategia de ese retorno en Europa.


Europa no deja dudas, toma partido frente al escenario internacional del “retorno a la normalidad económica” y va por una reforma del capitalismo en la línea de la socialdemocracia dejando claro que en Europa nadie asume el anticapitalismo, ni totalitarismo, ni populismo ni de izquierda o derecha, ni autoritarismo, ni comunismo o socialismo, posición ratificada por los diversos Estados Europeos democráticos, que enfatizan la gobernanza de las fuerzas económicas del capitalismo, para atender la profunda desigualdad social y que la recesión agudizo en todos los países europeos.  


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