martes, 28 de enero de 2020

Un día de ejercicio. (Poema)




El otro día fui a mi gymnasio
a levantar pesas y usar la escaladora,
mientras lo hacía, pedí una oración
por gente que he admirado
y de la que hace años no sé nada.
Esa podrida música de gymnasio
me daba asco, pero por cierto
que conocí a una mujer junto a mí
que llevaba sus audífonos conectados
al i-phone.
Se negó, aunque amablemente,
a la conversación que yo le ofrecía.
Salí entonces del local,
empapado en sudor, momentos antes,
sin darme yo cuenta
el diablo mío que vive en otro continente
estaba ahí.
Y en la calle le pedí que me recomendara
un libro.
“Lee algo de Scott Fitzgerald”
Respondió.
Caminé cansado hacia mi casa
y el sol comenzó a salir.
Lo que odio de ser famoso
Son las confusiones ajenas por mis textos
Y resulta que
el imaginario dice que soy el sol
¡el sol en persona? “Ahí va el sol escritor!”
“Oye Sol, salte, métete…”
¡vaya estupidez!
Por tanto, en casa me atacaron los usuales enemigos…
Puse café para mandarlos a la chingada
y le respondí al diablo:
“Buscaré algo, tal vez El gran gatsby”.
Y entonces con estas palabras el mundo se cerró de nuevo.
Y pude seguir leyendo un
gran autor de teoría
del conocimiento.
El café me supo a la sonrisa de aquella
muchacha y, curiosamente, pensé que sí le agradé.
Y el sol brilló inmaculadamente
sobre las páginas,
con ese misterio que encierra
el dar los buenos días cada día.

13 de nov 2013
Marcos García Caballero

No hay comentarios: