El suicidio de Luis González
de Alba es un golpe a la inteligencia mexicana. Recuerdo que sólo una vez lo
conocí, una vez que fui a México en 1992 y mi padre me lo presentó en un bar
que Luis había inaugurado a mitad de insurgentes. Estaba toda la generación del
68 esa ocasión (los vivos entonces). Nunca leí Los días y los años, publicado
por era,
su libro clásico sobre el 68, pero siempre sentí respeto a su persona (ni
siquiera me burlé nunca de su condición de homosexual), entiendo que éste
factor lo tenía de bajada mentalmente. Mucha gente me decía que había perdido
respeto POR SUS OPINIONES, y otros me dicen que les gustaba, en fin, que
descanse en paz, y que en este país haya respeto a los homosexuales y muy por
otro lado, que haya respeto a los escritores y a los periodistas, que
desgraciadamente, mueren asesinados por todos lados.
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