Registros, velocidades, ensayos, comentarios, poesía, del mundo de la pedantería remota ¡para los fieles mundanos!
jueves, 30 de junio de 2016
la observación anterior adquiere sentido si les pongo algo en antecedentes, en el año 2000 hubo un foro de gran trascendencia en el museo nacional de antropología, donde varios pensadores expusieron sus ideas. El foro se llamó: "México: del siglo XX al tercer milenio", los capitalinos que leen este espacio deben recordar que así fue y que tuvo mucha resonancia en radio y prensa escrita. Bien, la cuestión es que estuvo organizado entre otras muchas personalidades del mundo académico, por la maestra Olbeth Hansberg, que a la vuelta del tiempo descubro que es mi lejana pariente y ahora ella es doctora Honoris Causa por la UNAM en la rama de filosofía. Lo interesante de una de las ponencias, fue a grandes rasgos, hablando entre los nexos de ciencia y ética o razón práctica (por llamarla así en respeto a la tradición filosófica), que éste ponente decía que la investigación científica no se guía por pautas ni es una línea recta. Por ejemplo, en los años 80s la ciencia seguía mostrándose muy interesada en el espacio. Tiempo después, en los 90's se volteó a ver al ADN, y a partir de ahí, es que ha nacido la cultura científica que respiramos hoy en día. Por ejemplo, ya nadie cree que el futuro de la especie esté en los astros, en las naves espaciales o cosas de esas. Hoy en día, se tiene la convicción de que nuestro futuro está en los genes, de ahí el culto al cuerpo, la ploriferación de los gymnasios especializados, la cultura de la bioética y cosas por el estilo. Lo que exponía también éste pensador es que si lo que queremos es en medicina, sin rodeos derrotar a la muerte, tenemos que empezar a pensar cuál sería nuestra inmortalidad deseable, la cuestión, para él, era que no todo en la globalización se convirtiera en una carrera al infierno por ver quién acumula mayores cantidades de dinero, y ahí, palabras más palabras menos, dijo esa idea que está abajo de éste posteo; porque ciertamente si sólo queremos vivir más POR MÁS dinero, pues como que todo lo que hemos pensado y analizado del humanismo se viene abajo. Recuerden que Clément Rosset, (sí, el que está en ésta página donde está el color amarillo y un dibujo de Henry Miller) estableció ya de modo filosófico que el gusto por la mera posesión del dinero nos da como resultado un hombre vacío, desde su libro El Principio de Crueldad (1994), entonces, bajo esa luz es que adquiere sentido la frase, ¿no les parece?
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