miércoles, 31 de julio de 2013

Zona Central

Las nalgas de una hembra bien construida
son la obra capital de la naturaleza.
Insondable misterio.
¿Por qué son bellas de ese modo inquietante,
que ciega inteligencias,
abruma pueblos, excita los pinceles,
cambia el curso del tiempo
esas dos nalgas?

Dos puros promontorios de inocente carne,
cuya proporción y forma nadie ha establecido.
¿Dos médanos que atraen por lo que anuncian:
los dos sexos  que esconden?
¿Y esos sexos, inocuas oquedades invisibles,
por qué impulsan al vértigo?
No lo sabremos nunca:
pero puede cambiarse de partido político,
de dios, de religión, al descubrirlas,
así sea en el Play Boy

EDUARDO LIZALDE

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