sábado, 2 de julio de 2011

Decálogo del perfecto escritor joven
Febrero 2002 por Marcos García Caballero



1
No te voy a decir que leas, no te voy a decir que tienes que leer y devorar y digerir miles de libros de poesía, novela, cuento, ensayo, teatro, filosofía, güiones de cine y de radio y periódicos, no te lo voy a decir porque eso ya lo sabes; empecemos por lo importante: ¿Cuál es tu posición social? ¿Eres un jóven de clase media que se hartó de la televisión? ¿Eres un mesero que por las noches estudia el bachillerato o la Universidad abierta? ¿Trabajas por gusto o por necesidad? ¿Eres mecánico o auxiliar administrativo en un despacho de abogados o en una oficina del gobierno mexicano? ¿Trabajas en los medios de comunicación? ¿Eres pobre jodidísimo, pobre a secas o un pobre que puede ir al teatro, viajar a Cancún una vez al año o a España, Estados Unidos o Guatemala? Lo primero que tienes que hacer es dejar la clase social de pobre que seas: si eres ultra pobre tienes que volverte, como mínimo, clase media y ahí quedarte, si eres clase media acomodada tienes que volverte pobre y olvidarte del coche de mami o de papi y buscarte el peor trabajo que puedas... por un tiempo, ya después volverás a una clase social acomodada. Acuérdate siempre lo que decía el gran maestro-erudito-poeta Ezra Pound: “Sólo los de a tiro idiotas no entienden que los pocos bienes de la sociedad NO son para todos sino para aquellos que saben PORQUÉ sólo pueden ser gozados por unos pocos” Éste primer punto te llevará vivirlo en carne propia cerca de 10 años. No te claves en la miseria ni el sufrimiento, pero tampoco en la banal idiotez oligofrénica de la mayoría de la gente, como decía Thoreau: “hay que vivir en una desesperación tranquila”.

2
¿Tienes vicios? ¿Las mujeres, el juego, la droga, el alcohol u otra cosa aún más excéntrica? Te felicito. De eso se aprende todo lo que en la vida vale. Pero te tengo malas noticias: Tienes que dejarlo. Es más importante escribir. Muy importante: nunca vayas a talleres ni escuelas de escritores, la mirada propia necesita reflexión. Pero gánate la confianza de los iniciados, ¿Cómo lo vas a hacer? Bucea en tus pasiones y ahí encontrarás la respuesta. Pero ojo: nunca confundas la pasión con el vicio, eso puede ser mortal.

 

3
Ya sé que las familias son engorrosas, farragosas y fastidiosas que obligan a cosas que no quisieras... pero, tienes qué pensar: “¿Cómo me llevo con mi familia?” No te apresures: si piensas “Bien”, tienes entonces que llevarte mal y despedazarlos con tu desprecio y tu arrogante soberbia; si piensas que te llevas “mal”, entonces es tiempo de ganártelos, dales tu presencia, tu apoyo y tu amor, es decir dales regalos, hazlos reír y gánate su confianza, recuerda que nada es gratis. Si piensas que NO debes llevarte mal con tu familia si te llevas “Bien”, entonces nunca serás escritor. Como decía en una novela Fernando Savater: “el que tiene miedo a la nada, lo necesita todo”. Y tú sólo necesitas papel y pluma o en su defecto computadora con impresora.


4
¿Qué tal andas de viajes? ¿Viajas mucho? ¿Viajas poco? Si viajas mucho ya párale: hay que escribir. Si viajas poco... ¡entonces qué chingados haces aquí?! Acuérdate que todos tienen que saber lo que es un “pata de perro” como alguna vez dijo en un concierto Rocco, el cantante de La Maldita Vecindad y los hijos del 5 Patio. Órale.... a moverse, a morirse de hambre en la aventura o a vivir la opulencia del viaje, lo que sea, pero ¡Hazlo ya! Recuerda siempre que los primeros filósofos de la Grecia clásica eran en gran medida exploradores y que Borges, con mucha agudeza y espíritu tolerante dijo: “El nacionalismo es una enfermedad que se quita viajando”.


5
Nunca quieras conocer a un güionista, periodista o escritor consagrado que da la casualidad que admiras y del cual no tienes formas de acercarte: los ídolos tienen que estar lejos, conocerlos en persona es mortal y puedes dudar de tu oficio, que es lo más peligroso que te puede pasar. Recuerda lo dicho en el punto dos.


6
En lo referente a las relaciones amorosas hay que decir más. Si eres hombre, entonces tienes que ser un perro o un galán o un dandy con las mujeres, pero amarlas a TODAS. Si eres mujer, tienes que usar los poderes que la madre tierra te obsequió en tu cuerpo y en la inteligencia. Debes ser LEAL, si quieres ser fiel debes decidirlo tú y ser LEAL a esa decisión, pero tampoco te enamores de un hombre sólo porque te escribió un “bonito” poema. Si quieres ser escritor y eres gay o lesbiana, entonces tienes A FUERZA que participar en marchas, foros y lugares de discusión donde se promueva la tolerancia a tu preferencia sexual.


7

La cuestión religiosa es importante de atender. Si crees que la religión es “demasiado” importante de atender, entonces métete en una cantina con tus amigas y amigos y emborráchate, por supuesto, para que lo vuelvas a pensar en la resaca; si crees que no es importante o no “muy importante” entonces mira a tu alrededor: las iglesias, los monasterios, el crucifijo que seguramente está en tu casa o piensa en la cultura musulmana, japonesa, maya, la de los pieles rojas o el budismo; date tiempo para pensar QUÉ ES LO QUE ESTÁ EN JUEGO con la religión.

8
Éste punto es la relación entre géneros literarios: si quieres ser güionista no desprecies a los poetas... ¡No los minimices! Y también a la inversa: si quieres ser cuentista no te burles de los dramaturgos. Recuerda que por más odios que haya entre escritores como dijo Karl Kraus, en el fondo todos somos CÓMPLICES, o por lo menos trata de que así sea.
9
Éste punto es el referente a la política. ¡Tienes que participar en política! Como sea, existen mil formas, a favor o en contra o yo que sé pero hazlo, o prepárate para hacerlo algún día. Repaso éste decálogo y siento que hay muchas, muchísimas cosas importantes que no he mencionado (el humor, la ironía y el relajo, la técnica, las preceptivas, el estilo y su debate, la crítica, las modas literarias, etc, etc,), pero algunas de esas las puedes encontrar en mis cuentos, novelas, ensayos, güiones de cine y poemas. (Lo digo sin vanidad). Muy importante: entérate de qué es lo que está escribiendo tu generación, tu PROPIA generación. Y hasta aquí llego, no hay punto número 10, porque está esperando este decálogo que tú lo pongas. Adelante, adelante, lee a Fausto, escucha a Verdi a Mozart, observa a Kurosawa, adelante, siempre adelante... no hay final para la tarea del hombre en el universo, por mucho o poco que sea lo conquistado, tú sigue adelante.


Escrito hace nueve años, éste "Decálogo del perfecto escritor joven" me sigue resultando válido, pero que se aclare que es para el "escritor joven", los que ya no lo son, que se busquen otro decálogo.

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