domingo, 21 de octubre de 2007

Poema

Publicado originalmente en la revista Voces de la primera Imprenta. Marcos García Caballero Mira mi sombra caer y desmadejarse, mira la provincia de mis pasiones: lo que amé, lo que canté, ahora tirado en el lodo apestando putrefacto. Mira mis amigos dispersándose en la noche, cómo uno a uno se van separando los recuerdos de la memoria hasta convertirla en utopía. Mira al pensamiento que te piensa y ha pensado al país, a la guerra, cuando me he visto de cara frente al absoluto y me he atrevido a decir, seco y despojado de toda mitología personal: yo pienso. Y este pensar me duele, porque cuando la cabeza descubre al pensamiento, no sabe qué hacer con él y tampoco sin él. Mira esta ira y este rencor, este espíritu que ha tocado las barbas del demonio, cuando escuché retumbarlas en mi mente y ya nunca más pude reconocerme en el espejo. Mira cómo caen la risa loca y la puta mentira, y así siempre así, en el fondo del corazón humano, mientras todos quedamos enajenados y vacíos. Es cuando se retrocede, es volver al punto de partida, es cuando un dulce licor de ayer diría hoy la verdad decantada, lo que cada niño se ha prometido, lástima que sólo se vuelva uno más que apesta en el corral de la diaria obscenidad. Mira los logros de los antiguos griegos, la más espléndida época de la conciencia humana de la cual sólo quedan retazos. ¿Qué quedará entonces de mi nombre? ¿De mi amor, de estos brazos y éstas manos que tratan de narrar lo que fuimos o lo que quisimos ser? Vergüenza, sensación de coraje, de despellejar la realidad inasible. De que nos conteste la pena que nos aleja o nos separa o nos junta, acaso, una leve variación del ego, su bifurcación. Mira este silencio, mira estas palabras que se tragan mis palabras. Porque callan en un grito que quisiera destruir, destruir lo abstracto, porque el pensamiento es incompatible con la realidad. Pero yo estoy en Asia. Mira mi viejo libro de poemas mal leído y mal entendido. Mira mi cadáver, mira mi muerte que desconozco, mira ese viajero del metro que puede caer junto a ti en cualquier momento, Y entonces, sabrás a quien te estás acercando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

oye con todo respeto,¿le entras a la cocaina verdad?