En una sobremesa familiar muy agradable que tuve en mi última y
reciente visita a la ciudad de México, discutíamos acaloradamente sobre la
cultura, la izquierda y los intelectuales. Me señalaban, no sin razón, que
desde la muerte de Carlos Monsiváis no ha surgido ningún intelectual de peso en
los medios masivos de comunicación, nadie que haga pensar realmente cómo está
nuestra sociedad en estos momentos. Yo alegaba que la izquierda es errática,
que el famoso: “repensar la o las izquierdas” es cada vez pensar menos cosas,
ya que los líderes de la propia izquierda han perdido el norte y realmente no
saben qué hacer. Mi hermano señalaba que no todos pueden hacer una toma de
conciencia en las masas debido al arte, si no tienen tiempo para leer novelas o
poesía ya que todos saben cuál es la canasta básica de la familia mexicana, la
cocota, las tortillas y los frijoles. Se dijo ahí que la cultura siempre se ha
adelantado a los fenómenos que dictan las pautas de cultura en una sociedad. LA
BROMA de Milan Kundera fue el ejemplo, ya que esa novela, escrita hace poco más
de 45 años, evidenció como bajo el imperio de la utopía socialista en la URSS,
ya nadie podía ni reír. Me contaron de la grandeza de Leonardo Padura en su
novela: EL HOMBRE QUE AMABA A LOS PERROS, ya que relata lo que todos sabemos:
el asesinato de Trotsky por Mercader, pero que no se limita a eso: coloca en el
escenario a todo el mundo contemporáneo y da carpetazo a la generación del BOOM
LATINOAMERICANO, me recomendaron el ensayo de Jorge Volpi EL ÚLTIMO DE LOS
MOHICANOS (dedicado a Vargas Llosa por supuesto), y sí quedó claro que es LA
CULTURA la que siempre se ha anticipado a las pautas que dicta la sociedad y el
poder. El valor del arte es irreductible tanto en un poema de Charles
Baudelaire como en una película de Bernardo Bertolucci o la GIGANTA de José
Luis Cuevas. ¿Por qué ya no hay caudillos intelectuales como Monsi? Aquí, mi
idea es tipo Feuerbach: No los hay porque los jóvenes actuales no los quieren.
(Feuerbach decía: “Toda la teología y la religión no son más que el resultado
de la infinita imaginación del hombre”), es decir, los jóvenes ya no creen en
el mesianismo. Por eso, López Obrador volverá a perder y por eso habrá qué
preguntarles a los jóvenes actuales: ¿A quién gustan leer? ¿Qué ideas van a
defender? Ya que es de sobra sabido que acción nacional no tiene ni idea de
quién escribió el purgatorio liberal.
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