lunes, 28 de octubre de 2024

Tres Poemas Asombrosamente Sombríos, POR MARCOS GARCÍA CABALLERO.


 

“Piso los pensamientos de mi sombra”

Octavio Paz

 

1

 

 

Sin título

 

 

Mira mi sombra caer y desmadejarse,

mira la provincia de mis pasiones: lo que amé, lo que canté,

ahora tirado en el lodo apestando putrefacto.

Mira mis amigos dispersándose en la noche,

como uno a uno se van separando los recuerdos de la memoria

hasta convertirla en utopía.

Mira al pensamiento que te piensa

y ha pensado al país, a la guerra,

cuando me he visto de cara frente al absoluto

y me he atrevido a decir,

seco y despojado de toda mitología personal: yo pienso.

Y este pensar me duele, porque cuando la cabeza descubre

al pensamiento, no sabe qué hacer con él y tampoco sin él.

Mira esta ira y este rencor, este espíritu que ha tocado las barbas del demonio,

cuando escuché retumbarlas en mi mente y ya nunca más pude reconocerme en el espejo.

Mira cómo caen la risa loca y la puta mentira,

y así siempre así, en el fondo del corazón humano,

mientras todos quedamos enajenados y vacíos.

Es cuando se retrocede, es volver al punto de partida,

es cuando un dulce licor de ayer diría hoy la verdad decantada, lo que cada niño se ha prometido,

lástima que sólo se vuelva uno más

que apesta en el corral de la cotidiana obscenidad.

Mira los logros de los antiguos griegos, la más espléndida época de la conciencia humana, de la cual sólo quedan retazos.

¿Qué quedará entonces de mi nombre? ¿De mi amor, de estos brazos y éstas manos que tratan de narrar lo que fuimos o lo que quisimos ser?

Vergüenza, sensación de coraje,

de despellejar la realidad inasible.

De que nos conteste la pena

que nos aleja o nos separa o nos junta, acaso,

una leve variación del ego, su bifurcación.

Mira este silencio, mira estas palabras que se tragan mis palabras.

Porque callan en un grito

que quisiera destruir, destruir lo abstracto,

porque el pensamiento es incompatible con la realidad.

Pero yo estoy en Asia.

Mira mi viejo libro de poemas mal leído y mal entendido.

Mira mi cadáver, mira mi muerte que desconozco,

mira ese viajero del metro que puede caer

junto a ti en cualquier momento,

Y entonces, sabrás a quién te estás acercando.

 

 

Abril 2003 

 

 

2

 

 

Sin título

 

 

                               No hay ley de paz para la bestia en brama,

                        no hay cauce en este blues

para fugarse a un tren desconocido,

                        sólo hay el dios que me dio las palabras para vivirlas,

                        perderme en ellas y una vez desvanecidas, recobrarlas.

                        El colibrí se escuda entre las ramas,

                        el viento sabrá tocar mi nombre

                        al final de todas las horas.

                        En la brevedad, en el frío del sortilegio,

soy testigo de mi cadáver mudo,

                        de mi espanto que se petrifica antes de dar el salto,

                        del hueco que dejan las preguntas:

                        ¿Cómo fuimos, hacia dónde íbamos?

                        ¿Qué es esta certeza que no se llama mi nombre ni mi sol

                        sino la faz anterior a todo lo que pregunta y no contesta?

                        Venga, pues, el poema,

                        y el poema viene tirando patadas al veneno

de esta ciudad curtida,

al gemido y rugir de la barbarie,

a la estúpida piel del curare y el arsénico,

                        a los esbirros cansados que tasajean al país

y a la obscenidad de la conciencia enana,

contra la suprema pureza del concepto desgastado por los años

vuelto idea fija,

luchando contra la fatalidad y la futilidad,

sólo pervive en el gesto de quien sabe compartir,

en la brevedad de su hora, al alce, al caribú, a la nutria

y la sonrisa que empieza con k de karcajada,

del aquí te acabas y aquí comienzas,

entre el hacha y bajo el frío, con sudor y contra el viento,

ejercitando el coraje que se enristra

y descarapela la amargura de la nostalgia, no obstante

la sinergia de su vuelo que todo lo reinventa.

El poema es un cuerno de la abundancia

contra la seriedad de la realidad bruta chapada a la antigua,

cuando lo inmediato es el odio al vecino

y el silencio endurecido del cinismo

que camina de espaldas a la vida,

cuando la vida sólo es lo vivido

y ya cada quien se guarda su pena ajena

para hablarla al espejo del día

sobre los trascendentales: el fútbol, el dinero, el país inútil

como su gobierno y la vida, nuestra vida,

la vida que es incomprensible, vuelta

una cómoda sensación de fracaso heroico y seguridad animal.

Así que es dura la contradicción del poema cuando se busca

escalar por peldaños oscuros

y disipar lo no vivo de la vida cuando ésta es auténtica

y su diagnóstico debería ser: o te mueres de risa absoluta

buscando a la luna en tus palabras

o te pasa, como al que dijo no ser maniqueo:

“Ya me reiré después”,

cuando el silencio haya pasado,

cuando no haya luna para contemplar,

o cuando lo no vivo de la vida me haya tocado respirar.

 

Abril 2003

 

 

 

3

 

Pórtico, un pedestal y una sombra

 

 

Acariciar un tanteo, ser límite del sueño y más allá

de la ilusión de ser genio.

Uno tanto como cuánto se es, cúspide, centella y bajo los golpes,

cauto y calificado

para nombrar un decir, un provechoso mar, un proyectil en la niebla,

un recorrer el sonido y la tautología del dolor:

“Es que yo siempre…” esto y aquello,

pero más allá, en el sitio donde el espíritu está

con las pasiones y el puño de hambre y de miseria,

ahí ha sobresalido la palabra que designa,

que da su vuelco por el símbolo y el destino,

la nube naranja de las víctimas y de los restos civiles

de un naufragio continuo, sargazos,

muchos pedazos que a nadie le importan,

pero es el farfullar donde se aspira una presencia

que deletrea su nombre con

la aspiración de…¿de?

L A  P A LA B R A, su uso es su propia confianza y camino.

Palabra, es un puesto de astucia no derribar ni la voz que la sacude,

darle un nuevo sentido, y su probidad de multiplicidad polifónica:

Hoy seré aquello, mañana lo de más allá y pasado, allá llegaré.

a ese curtir, a ese bongo de antaño, a ese cuello de cipreses,

a ese torso de delfín que nace en su escalón hacia la música,

a ser copartícipe de un mástil y

fraguar de arrebatos llegaré hasta más de ti,

más de un posible vacío y su contenido:

oquedad sin sol, plenitud del polvo,

oasis del mar y de suceder como tumba en medio del agua,

roca pulida de ser, guturalidad que avanza al gesto,

gesto que avanza a la palabra, palabra que ahorca y avanza,

palabra que nadie propone, palabra que todos callan,

palabra que nadie ignora,

palabra que es la luz y la noche,

disidencia de la razón absoluta, palabra para compartir el hallazgo,

el carácter, la maldición, la paz y luego, la estela de una sombra y luego

una lágrima que despierta, se levanta, recuerda y se desvanece.

Julio 2003

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