Despedida de José de Jesús Sampedro.
Por
Marcos García Caballero
Ayer 22 de julio de 2025 me enteré de la
sensible muerte de José de Jesús Sampedro, la noticia empezó a circular al
medio día, no supe cuál fue la causa. Mi amigo el filósofo Caleb Olvera fue el
primero que me avisó, también Elena Bernal Medina, amiga suya y muy admirada
por mí. “¿Ho muerte dónde está entonces tu victoria?”
Mi primer acercamiento con José de Jesús
Sampedro fue vía telefónica, yo vivía en la CDMX, y él me llamó desde Zacatecas,
fue muy cordial en su trato, como siempre lo fue conmigo; me llamaba para
invitarme a las Jornadas Lopezvelardeanas dedicadas a Eduardo Lizalde, quien
también tiene relativamente poco tiempo de fallecido, nuestro tigre entrañable.
Eso fue en 2002. Hago moción porque se han muerto varios escritores muy
queridos por mí con los que me unía el afecto y el trato además de Sampedro.
(Por ejemplo, murió hace pocos días la maestra Maricruz Patiño en Valle de
Bravo, ella fue brillante escritora que compiló tres volúmenes sobre Las
pícaras, místicas y rebeldes poetas de México, además de que fue
discípula de Octavio Paz).
A partir del éxito que fue en todos los
sentidos esas jornadas de poesía dedicadas a Eduardo Lizalde, (Ricardo Monreal
en ese entonces gobernador de Zacatecas, se veía alegre en ése festejo) José de
Jesús Sampedro me invitó a colaborar y me comenzó a enviar la importante
revista Dos filos, más añeja que Vuelta de Octavio Paz por diez
meses y acepté de muy buen agrado: de ésa forma conocí los textos de Gonzalo
Lizardo, Javier Báez Zacarías, Evodio Escalante, Víctor Roura, David Ojeda,
Juan Gerardo Sampedro, Ignacio Trejo Fuentes, Rogelio Guedea, Eudoro Fonseca
Yerena, Sergio Monsalvo, etcétera, todos ellos ya reconocidos; sí pero también,
cabe mucha discusión sobre la importancia de la revista Dos filos: hemos
visto cantidad de animadas publicaciones, pero pocas han logrado posicionarse
en todo nuestro país como Dos filos. ¿Cómo le hizo José de Jesús
Sampedro para lograr que la revista funcionara y no cayera como otras muchas y
viviera (a grosso modo) 47 años? ¿Y escribir tanto como él lo hizo? Además fue
miembro de la Academia Mexicana de la Lengua: Se dice fácil, pero, detrás
podríamos ver un grande como él, en cuanto a su maestría como profesor de la
Universidad de Zacatecas ‘Francisco García Salinas’, un grande como Poeta en
sus conversaciones con sus amistades como Francisco Bernal, otro “notable”
oriundo de Aguascalientes que también ya partió, en fin, se puede decir que
Sampedro estuvo en el centro de los debates culturales de ésta zona de México
por mucho tiempo: Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Guanajuato,
etcétera.
Recibió en 2018 el premio al Mérito Editorial por San Luis Potosí y Zacatecas.
En 1975 ganó un Premio Aguascalientes de Poesía por Si el entra, yo entro
(éste sólo hecho, en vez de ‘consagrarlo’, él tomó la decisión de entrar al Taller
Literario de la Casa de cultura de San Luis Potosí y todo ese Premio muy joven:
tenía 31 años en 1981) y refiriéndome sólo a ese libro, resulta, que ahí hay ya
existente una voz propia que indaga sin concesiones al ‘baboso
sentimentalismo’, (como decía Ezra Pound), en visiones del futuro que, por lo menos a mí,
no me pareció nada desafortunado; un futuro donde todo es caótico, terrible y
despiadado; éste presente, ¿se equivocó? No lo creo. El trato dado al amor:
ironía y desesperación que, conlleva la imposibilidad de no ser nadie y ser un
Poeta, etcétera. Lo cuál no es ni nunca fue poca cosa.
No dispongo de tanta información de sus
otros libros, pero subrayo el carácter reflexivo eh irónico de Dos Filos,
donde fueron dibujados para sus portadas varios grandes músicos como Van
Morrison, Los Lobos, Pink Floyd, Chuck Berry, Fats Domino, Cher, etcétera.
Es cosa de asomarse a Facebook, por poner ejemplo
hoy Eudoro Fonseca habla muy bien de él, y afirma: “Nadie como él hizo tanto
por la cultura de la zona centro del país en los últimos años”. Por supuesto,
coincido con él.
Era ingenioso en sus bromas, era amigable,
era divertido, gracias a él pude ir esas ocasiones a Zacatecas, también la
última vez que lo vi el año pasado, que fui a mostrarle mi respeto a Zacatecas.
Recuerdo de cada dos meses: encontrar la revista en mi buzón, “me voy a ir al
cielo” pensaba, aunque de broma, Sampedro me daba mucho. En fin, digo todo esto
triste, pero me quedo con lo mejor de él: su alegría, su pasión por cultivar la
palabra, su forma de saber administrarse para ser coordinador de eventos
literarios etcétera. Adiós fulgurante, grandioso fuiste desde siempre.
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