8/JULIO/2020
Es un día caluroso, así que vamos a hacer un mensaje breve,
pero muy positivo. Es un gran placer darles la bienvenida a todos ustedes a la
Casa Blanca, a mi buen amigo, el presidente López Obrador, de México. Tenemos
una relación sobresaliente.
Señor presidente:
Estamos conmovidos de saber que esta es su primera visita al
extranjero desde asumir su mandato. Es un honor que su primera visita sea a la
Casa Blanca. La relación entre Estados Unidos y México jamás había sido tan
estrecha como lo es hoy y, así como el presidente dijo hace unos momentos, la
gente le apostaba en contra a esta relación, pero jamás ha sido más estrecha,
más cercana.
Estamos haciendo un trabajo magnifico juntos. Compartimos
amistad, relación, sociedad. Nuestra relación se basa en confianza mutua, en
respeto mutuo y honramos la gran dignidad de ambas naciones.
Con esta visita, el presidente López Obrador y yo hemos tenido
la oportunidad de estrechar los vínculos que forjamos desde su apabullante
victoria hace más de dos años. Una victoria en la que participaron el
vicepresidente e Ivanka el día de su toma de posesión.
Ambos hemos sido electos para luchar contra la corrupción,
regresarle el poder a la gente y fortalecernos, y tanto usted como yo lo
hacemos.
La relación entre los presidentes de nuestros países se remite
a la fundación de ambos países, incluyendo la presidencia de Abraham Lincoln y
la presidencia de Benito Juárez. Ambos, además, se tenían gran estima, eran
grandes amigos que hicieron mucho juntos.
Estamos agradecidos que esta mañana el señor presidente López
Obrador colocó una corona de flores ante la estatua de Abraham Lincoln. Fue una
ceremonia bellísima.
Nos une el comercio, la historia, la familia, la fe. Estados
Unidos alberga a 36 millones de ciudadanos mexicanoamericanos que fortalecen
nuestras iglesias, nuestras comunidades y colorean todos los trazos de la vida
de nuestra nación; además, son grandes hombres y mujeres comerciantes,
conforman un gran porcentaje de propiedad de negocios. Son sumamente exitosos,
son como usted, grandes negociantes, grandes personas y seres honorables.
Estamos edificando una alianza económica y de seguridad, y
juntos hemos abordado los temas más apremiantes que enfrentan ambas naciones,
que no se habían resuelto ni tratado por varios años. Y pasó demasiado tiempo,
estos temas debieron haberse resuelto mucho antes de que yo llegara aquí, pero
estamos avanzando significativamente para seguir fortaleciendo nuestra relación
para las próximas décadas con todos nuestros logros. El potencial de los
Estados Unidos y de México no tiene límites, es una gran situación para ambos
países.
Hoy celebramos la histórica victoria que logramos juntos hace
unos cuantos días, cuando el tratado de comercio entre México, Estados Unidos y
Canadá, el T-MEC, hablamos hace unos momentos con el primer ministro Trudeau.
El T-MEC ahora puede proteger a los trabajadores de las naciones.
Este acuerdo histórico va a expandir la creación de empleos,
vamos a regresar a construir. Somos beneficiarios, somos ya quienes están
viendo los grandes frutos, porque este es el acuerdo comercial de mayor
magnitud ya firmado entre cualquier país y le va a llevar prosperidad a los
trabajadores de México, de Estados Unidos y de Canadá.
También próximamente tendremos una reunión con los
representantes de Canadá, pero le damos una cálida felicitación al primer
ministro de Canadá porque este ha sido el acuerdo comercial más impresionante
que hay; tenemos otro con China, pero este es el más significativo.
Nuestros gobiernos también están en estrecha cooperación para
eliminar el trasiego de estupefacientes y de armas entre ambos países y para
detener la trata de personas. Estamos esforzándonos por combatir a los
cárteles, el contrabando, también para tener leyes migratorias que realmente
protejan a la población. Estamos realmente teniendo resultados significativos
en la frontera sur.
Le agradezco a Chad. ¿Dónde está Chad? Chad, usted ha hecho un
trabajo tremendo, yo sé que está trabajado estrechamente con México y
justamente me estaba diciendo la gran ayuda que México ha brindado.
También trabajamos estrechamente en la lucha contra el
coronavirus, juntos, salvando incontables, millares de vidas. Enviamos 600 ventiladores
a México y sabemos que la cifra va a aumentar, estaban necesitados de los
ventiladores, y además estamos trabajando miles por semanas. Estamos ayudando a
muchísimos países, pero yo creo que el primer país con el que tuve comunicación
en este sentido fue México. Estamos salvando vidas.
Señor presidente:
Estamos en esta lucha juntos, estamos teniendo éxito.
Y también quisiera anunciar que Estados Unidos es el número
uno en el número de pruebas realizadas y la tasa de mortalidad es la más baja
-o es de las más bajas- entre las naciones del mundo, y con seguridad estamos
reabriendo nuestro país y también estamos reabriendo las escuelas, queremos que
se vuelvan a abrir, que estén en marcha, que puedan empezar a funcionar en
otoño, sabemos que es muy importante.
Y ya nos hemos dado cuenta que aprender otra vez de una
computadora no es igual a aprender en una escuela, en un aula. Queremos
regresar a las aulas, vamos a abrir las escuelas en otoño.
Tras los comentarios del presidente López Obrador, vamos a
firmar una declaración conjunta para seguir avanzando en la prosperidad, en la
armonía y en la seguridad. Es un momento histórico en el que Estados Unidos y
México se deben sentir orgullosos.
Con la firma de la declaración conjunta, nos comprometemos a
mantener los lazos de amistad entre México y Estados Unidos y acelerar el
progreso para un mejor mañana, para un mañana aún mejor con una región
próspera, un hemisferio que florece y nuestras naciones que trabajan hombro con
hombro. Eso es lo que estamos haciendo.
Señor presidente:
Lo esperamos en la noche a una cena de gala con algunos de sus
amigos de México y nuestros grandes amigos de Estados Unidos. Es un honor
tenerlo aquí con nosotros.
Y adelante, por favor. Lo invitamos a que diga unas palabras.
Muchísimas gracias.
Andrés Manuel López Obrador durante su visita a USA.
Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Foto: EFE
Mensaje de Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Amigas, amigos. Celebro este encuentro con usted, presidente
Trump. Mi visita obedece en buena medida a la importancia que tiene, sobre todo
en estos tiempos de crisis económica mundial, la entrada en vigor del Tratado
de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. El haber conseguido
este acuerdo representa un gran logro en beneficio de las tres naciones y de
nuestros pueblos.
Como es sabido, América del Norte es de las regiones
económicas más importantes del planeta, no obstante, nuestra región es
inexplicablemente deficitaria en términos comerciales: exportamos al resto del
mundo tres mil 579 billones de dólares, pero importamos cuatro mil 190 billones
de dólares, es decir, mantenemos un déficit de 611 mil millones de dólares, lo
cual se traduce en fuga de divisas, menores oportunidades para las empresas y
pérdida de fuentes de empleo.
Busca precisamente revertir este desequilibrio mediante una
mayor integración de nuestras economías y mejoras en el funcionamiento de las
cadenas productivas para recuperar la presencia económica que ha perdido América
del Norte en las últimas cinco décadas. Baste señalar que en 1970 la región
representó el 40.4 por ciento del producto mundial y ahora esta participación
en la economía global ha bajado a 27.8 por ciento.
Por ello el tratado es una gran opción para producir, crear
empleos y fomentar el comercio sin necesidad de ir tan lejos de nuestros
hogares, ciudades, estados y naciones. En otras palabras, los volúmenes de
importaciones que realizan nuestros países del resto del mundo pueden
producirse en América del Norte con menores costos de transporte, con
proveedores confiables para las empresas y con la utilización de fuerza de
trabajo de la región.
Desde luego, no se trata de cerrarnos al mundo, sino de
aprovechar todas las ventajas que nos brinda la vecindad, así como la
aplicación de una buena política de cooperación para el desarrollo. Este
tratado permite atraer inversiones de otros lugares del hemisferio a nuestros
países, siempre y cuando se cumpla con los principios de producir mercancías de
elevado contenido regional y de procurar condiciones salariales y laborales
justas para los trabajadores del país exportador o importador.
Es también importante señalar que este acuerdo significa la
integración. Los tres países aportamos capacidad productiva, mercados,
tecnología, experiencia, mano de obra calificada y terminamos
complementándonos. Por ejemplo, México tiene algo sumamente valioso para hacer
efectiva y potenciar la integración económica y comercial de la región, me
refiero a su joven creativa y responsable fuerza laboral.
No olvidemos que la participación de los trabajadores en los
procesos productivos es igual de importante que el papel de las empresas. De
poco serviría tener capital y tecnología sino se cuenta con buenos obreros que
se destaquen por su imaginación, su talento y su mística de trabajo.
Además, con acuerdos como este y con respeto a nuestras
soberanías, en vez de distanciarnos, estamos optando por marchar juntos hacia
el porvenir. Es privilegiar el entendimiento lo que nos une y hacer a un lado
las diferencias o resolverlas con diálogo y respeto mutuo.
Ciertamente en la historia de nuestras relaciones hemos tenido
desencuentros y hay agravios que todavía no se olvidan, pero también hemos
podido establecer acuerdos tácitos o explícitos de cooperación y de
convivencia. Por ejemplo, en los años 40 del siglo pasado, durante la Segunda
Guerra Mundial, México ayudó a satisfacer la necesidad de Estados Unidos de
materias primas y lo respaldó con mano de obra de los trabajadores migrantes que
fueron conocidos como braceros. Desde entonces y hasta la fecha, hemos venido
consolidando nuestras relaciones económicas y comerciales, así como nuestra
peculiar convivencia, a veces de vecinos distantes y otras de amigos
entrañables.
También, como es sabido, la historia, la geopolítica, la
vecindad y las circunstancias económicas de ambas naciones ha impulsado de
manera natural un proceso de migración de mexicanas y mexicanos hacia Estados
Unidos y se ha conformado aquí una comunidad de cerca de 38 millones de
personas, incluyendo a los hijos de padres mexicanos. Se trata de una comunidad
de gente buena y trabajadora que vino a ganarse la vida de manera honrada y que
mucho ha aportado al desarrollo de esta gran nación.
Asimismo, en México más que en ningún otro país del mundo
viven y forman parte de nuestra sociedad un millón y medio de estadounidenses,
de modo que estamos unidos, más que por la proximidad geográfica, por diversos
vínculos económicos, comerciales, sociales, culturales, sociales, culturales y
de amistad.
Presidente Trump:
Como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas,
durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi
persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted
comprensión y respeto.
Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrán
de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente ese mal
augurio no se cumplió y considero que hacia el futuro no habrá motivo ni
necesidad de romper nuestras buenas relaciones políticas ni la amistad entre
nuestros gobiernos.
El mejor presidente que ha tenido México, Benito Juárez
García, pudo, como usted lo mencionó, entenderse con el gran presidente
Republicano Abraham Lincoln. Recordemos que este gran líder histórico
estadounidense, el impulsor de la abolición de la esclavitud, nunca reconoció
al emperador Maximiliano, impuesto en México con la intervención del poderoso
ejército francés.
No es casual de Juárez haya lamentado el asesinato de Lincoln
diciendo: ‘He sentido profundamente esta desgracia, porque Lincoln, que con
tanta constancia y decisión trabajaba por la completa libertad de sus
semejantes, era digno de mejor suerte’.
Lo mismo sucedió con la espléndida relación que mantuvieron a
pesar de las circunstancias difíciles el presidente Demócrata Franklin Delano
Roosevelt y nuestro presidente patriota, el general Lázaro Cárdenas del Río.
En los días posteriores a la expropiación petrolera, en una
carta, el general Cárdenas reconoció el buen entendimiento bilateral de la
siguiente manera:
‘Mi gobierno considera que la actitud asumida por los Estados
Unidos de Norteamérica en el caso de la expropiación de las compañías
petroleras viene a afirmar una vez más la soberanía de los pueblos de este
continente que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del país más
poderoso de América, el excelentísimo señor presidente Roosevelt.’
De modo que, guardadas todas las proporciones y en
circunstancias sin duda distintas, la historia nos enseña que es posible
entendernos sin prepotencias o extremismos.
Ahora que decidí venir a ese encuentro con usted, presidente
Trump, en mi país se desató un buen debate sobre la conveniencia de este viaje.
Yo decidí venir porque, ya lo expresé, es muy importante la puesta en marcha
del tratado, pero también quise estar aquí para agradecerle al pueblo de
Estados Unidos, a su gobierno y a usted, presidente Trump, por ser cada vez más
respetuosos con nuestros paisanos mexicanos.
A usted, presidente Trump, le agradezco su comprensión y la
ayuda que nos ha brindado en asuntos de comercio, petróleo, así como su apoyo
personal para la adquisición de equipos médicos que necesitábamos con urgencia
para tratar a nuestros enfermos del COVID-19.
Pero lo que más aprecio es que usted nunca ha buscado
imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía. En vez de la Doctrina
Monroe, usted ha seguido, en nuestro caso, el sabio consejo del ilustre y
prudente George Washington, quien advertía que las naciones no deben aprovecharse
del infortunio de otros pueblos.
Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por
el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. Por eso
estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha
comportado hacia nosotros con gentileza y respeto, nos ha tratado como lo que
somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano.
¡Que viva la amistad de nuestras dos naciones!
¡Que viva Estados Unidos de América!
¡Que viva Canadá!
¡Que viva nuestra América!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
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