Sé que me odias y te proporcionas tiempo suficiente
para enredar y sembrar confusión alrededor de mis escritos. Te agradezco la
atención, pero perdóname por no devolvértela a tu humilde prosa, que por lo que
me transmites, es más valiosa que la de Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa. (¿Qué
tal entonces una quinta reimpresión en rumano para tus prosas completas?) Me
prestas más atención de la que yo puedo darte y semejante empeño no gesta ni de ahí surgirá jamás el
honor que está en el empeño del que habla Cervantes… Pero tú no podrías
compartir las ideas de Cervantes ¿verdad? Puesto que cuando no me atacas tu
egote se regodea pensando en la cuarta reimpresión de tus prosas humildes al
rumano... Y Cervantes, el nombre mismo de Cervantes, parece no indicarte nada.
(Digo, me baso en que observo que te importa más lo que yo mastico y digiero en
mis alimentos) Mejor dicho mano, deja tus masturbaciones mentales y humildes y olvídate de una buena vez, de aporrear
relampagueantemente el piano de la escritura, ya que ¿recordarás todavía lo que
es un palindroma? Lámina Elizabeth sigue disfrutando de ver tu trayectoria:
prometías mucho y ahora doy fe más que fepade de que con todo y crico ahora le ofreces las nalgas al Sistema Nacional de
Ampulosidades…
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